viernes, 4 de mayo de 2018

ROSAS DE PITIMINI

"Quiero unas flores para un regalo del día de la madre" "Has llegado al sitio adecuado. Miras tú o quieres que te orientemos" "Tengo decidido lo que quiero" "Eso es mas facil" "Quiero un rosal de rosas de Pitiminí" "Me lo has puesto difícil. No nos quedan. Te puedo ofrecer otra cosa" "Una lástima, daré una vuelta a ver si me convence algo" "Tenemos montones de referencias, algunas muy exóticas" "¡Qué suerte!" "Dime" "Aquí en esta maceta. Hay unas rosas de Pitiminí" "A ver" "No. Esas no" "son muy bonitas" "Esas no pueden ser" "Pero son justo las que yo buscaba" "alguien las ha  olvidado. Esta partida salio defectuosa, la hemos devuelto, tiene quehacer una ...cuarentena en la aduana" "Pero si yo sólo la llevaré de aquí a la terraza d emi madre. Nadie se va a aneterar y de allí no va a salir" "Estas cosas son muy serias. Lo sienteo. Busc aotra cosa. Tengo que aender a otros clientes" Estaba decepcionada. En una esquina d ela tienda habíaun dependiente que no era habitual de la floristería. sería un contrato de esos por horas para estos días de agobio en el trabajo. Se le acercó. el muchacho le sonrió con algo de coquetería "Necesitas algo. Me gustaría llevarme ese rosal" "De acuerdo. ¿Lo envuelvo?" "No. Me lo llevo ya" "No encunetro el código de barras. Lo miro en el catálogo. Aquí está. Veinte euros" "Gracias. Eres muy amable" Salió de la tienda sin correr pero deprisa, ocultando la maceta con la planta en su regazo. Llegó a casa. Entró en el cuarto del jardí en penumbrta y húmedo. Le gustaba darle un retoque, quitar hojas muertas, reflescar las pequeñas rosas para que llegar a su madre perfumada y en condiciones perfectas de aspecto y aroma. Se preguntaba por qué el floristero no quería venderle la maceta. Era muy hermosa y nada indicaba que tuviese alguna enfermedad. entre los dos tallos había unas hojas muertas, introdujo con la mano la punta de la tijera. y se pinchó. Sacó la mano, apretó y una gota de sangre brotó del pulpejo de su dedo. Sorbió. Volvió a exprimir. Estaba fatigada. el duieño de las floristería la había estresado. El sopor que se seguía al estrés la invadía. Tenía tiempo de sobra para echar una siesta. El sueño llegó muy pronto.

Despertó. Bostezó. Bajó del sillón que le pareció más alto que otras veces. Deseaba echar un nuevo vistazo a las rosas antes de regalarlas. Las rosas eran enormes. Rosas gignates de diez centímetros o más. La habían estafado. Las rosas habían aguantado apenas el tiempo del transporte a su casa. Después en el tiempo de la siesta habían perdido toda su gracia y sus sutileza. Eran hermosas, pero no tenían la candidez de las diminutas de Pitiminí. Se apresuró  a ir a la tienda. Por el camino se sintió como mareada pensó que sería algún tóxico derivado del pinchazo. Encontaba los objetos deformes. La siesta no le había sentado bien. En la floristeríaunos clientes gigantescos casi la aplastan al salir. Entró. Encontró al segundo dependiente también mucho más alto. Desde arriba el dependiente se sonrojó. Ella le dijo en una vos que le pareció un falsete que donde estaba el dueño. El dueño con aquella voz tan chillona apareció y se alramó al verla. "¿Por qué me mira así?" "Vengo a devolver las flores. Mire que tamaño han cogido en unos minutos, el tiempo de mi siesta""Las flores siguen siendo diminutos señora" "No me engañe" "Le mostraré un rosal" "Pero esa rosa es gigante. Nunca había visto nada igual" "Es una rosa bien normalita, la que es muy chiquita es usted. ¿Se ha pinchado con la rosa?" "Sí. un pinchacito" "La que está muy chiquita es usted" "¿Qué insinúa?" "No insinúo. Mírese en este espejo" "Noventa y cinco centímetros. Sí señora. NO debió llevarse esas rosas. Las habíamos retirado porque podían ser peligrosas" "Pero no me dijo usted eso" "Si se lo hubiese dicho tampoco me habría creído" "Eso es verdad. Y ¿como podemos solucionarlo? ¿No me quedaré siempre así?" "Tiene suerte que ya hemos encontado una oslución para los primeros clientes que se lo llevaron , pero debe ser perseverante" "Lo que haga falta. NO puedo quedarm así. NO tengo ropa para este tamaño" "Es sencillo. Tenga esta maceta. Tiene que enterrarse los pies tres horas al día, y regarlos con este abono líquido. Aproximadamente en una semana habrá recuperado su tamño" "Muchas gracias. Al para el regalo me llevaro unos bulbos de tulipanes" "Buena elección"

Se plantó y en efecto en una semana alcanzó  su tamaño. Y como le habí cogido el gusto, se plantó un día más y cogió cinco centímetros más de altura que la estilizaban mucho.

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