miércoles, 7 de marzo de 2018

LA BAÑERA

Agua hirviendo. El baño lleno de vapor de agua. El ambiente saturado de humedad. Mientras el ritual de los preparativos. Sales y aceites en el agua para tonificar la piel, relajar los músculos y restablecer la homeostasis. Sándalo o lavanda. Velas aromáticas con la elección del aroma después de una cuidada y meticulosa lectura interior del estado de ánimo. Lavanda para el relax, canela para el placer, menta o café contra el desánimo. La ropa al suelo. Pieza a pieza. Del albornoz a las más minúsculas que caían planeando como plumas. Desnuda entre la niebla cálida reflejada en el cristal de la esquina. Se sentía libre y hermosa. Se detenía o se giraba para contemplar las curvas de su cuerpo. Se gustaba, sin el gusto onanista del deseo , pero se agradaba mucho. Con la última mirada, siempre de perfil, había gastado el tiempo justo para que el agua tuviese una temperatura soportable para el resto de la humanidad y agradable para ella. Los dedos del pie derecho en una puntilla que remedaba su pasado de bailarina, la pierna , el apoyo en el fondo. Asir los dos laterales de la bañera. El pelo recogido. Flexionar las piernas y sumergirse suave. Sentir la onda que acariciaba cada uno de los rincones de su cuerpo. Relax. Estabilizar. Oler. Las fragancias del ambiente. Conseguir el estado deseado. Penar, soñar, desear, olvidar o dormir languidamente sobre el respaldo de la bañera. Gozaba capturando gotas de sudor mexacladas con vapor condesnado que se deslizaban por su mejilla. RElax. Como siempre. Le gustaba repetir al detalle el momento íntimo del baño. Estaba segura de la identidad, salvo por las fragancias, de cada segundo del placer, los objetos iguales, en el mismo  lugar. Para qué cambiar algo que te provoca tanto placer. A mitad del tiempo de baño. antes de enjabonarse, cuando el agua alcanza una temperatura que te puede refrescar se sumergía con los ojos cerrados, y abría los ojos debajo del agua para mirar su cuerpo magníficado, los poros erizados. los musculos relajados a merced de los movimientos del agua. Sumergió la cabeza. Abrió los ojos para contempalr su cuerpo magnificado. Abrió los ojos. No sintió el ligero escozor del agua. Ni vio su cuerpo magnificado. Se había sumergido y debajo de la superficie del agua volvía a emerger en una habitación similar en todo a la suya. sumergía la cabeza para ver su cuerpo sumergido. Imaginó la postura extravagante si alguien abriese la puerta. Un amujer joven con una  postura de dar un voltelerta con las nalgas expuestas al aire. Se habías sumergido y podía respirar en lo que debería ser el microcosmos subacuatico de su bañera. El agia quedaba atrás el aire abajo. DEcidió emerger donde debería haber agua y tambien había aire. Acaso el agua se había convertido en uan especie de burbuja plana de jabón. Le gustó el juego y se suemrgió de nuevo y emergió decenas de veces. Tantas que perdió la cuenta de en cual ´había inicado el baño. Le causó un poco de angusta. Ningún detalle le informaba de si salía en el mundo adecuado. El agua estaba fría. Su baño er auna constante. Cuando la temperatura alcan´zó el punto exacto que la hacía salir. Salió. Cogió el albornoz y se miró insinunate en el espejo que ya no estaba empañado

No hay comentarios: