LA PERCHA

"He enviado mis datos al Cámbiame. Siempre visto como un adefesio. Quiero darle un giro a mi vida. siempre igual" "NO me jodas. Ese es un progrma cursi. No te veo en ese tapiz rodante avanzando hacia Pelayo esperando que te seleccionen para cambiarte" "Cursi pero tú tambien lo ves" "Es la hora de comer.  Es inutil He enviado mi datos más de cien veces, me he inventado calamidades en mi vida y no ha habido suerte" "ES que tu foto es de un tío normal" "VEs. Normal,. No quiero ser normal.Quiero que cuando aparezca, la gente diga. Mira ese es un tipo con personalidad" "Como no nazcas otra vez" "SEguro que a Pelayo se le ocurriría algo adecuado, aunque me deje alguna cosilla colgando por ahí" "Perdonad que me meta tortolitos" "Oye no te pases" "Acho si es que parecéis un par de palomos" "A que te doy una hostia" "¿Quieres cambiar de aspecto?. Tengo un amigo que se dedica al asesoramiento personal. No falla. Toma te doy las señas" "ESto es un carril de Javalí" "Sí. El mejor" "A ver si me va a salir por un pico. Estoy tieso" "Barato BArato" "Pues me voy a acercar porque lo necesito ya"

Desde Alcantarilla se dirigió al Javalí y cerca del polvorín en un carril había una casa antigua medio derruida en su parte trasera y en la parte delantera un tejado de uralita y pegotes de cemento tapando los boquetes de las atobas medio deshechas. Era la dirección. Tocó en una puerta de aluminio. Se abrió. Al fondo en una mecedora había un hombre grande y grueso, calcado a Santiago segura del día de la bestia, con unos pantalones cortos  y una camiseta amarilla con la publicidad de una empresa constructora de la localidad. "Perdone creo que me he equivocado" "¡A quien busca?" "Nos habían dicho que por aquí vivía un asesor de imagen" "Cagúendios soy yo" "¿Si?". "¿quien es el cliente?" "Yo, pero creo que me conformo como estoy" "Los cojones. TE hace falta un cambio como el comer. ¿Que talla tienes de pantalon?" "40" " A ver la camisa. Vale" "Toma" "¿Este saco?" " Tu ropa y tus zapatos. Te recomiendo que los laves, la gente es muy marrana y deja en  los contenedores la ropa llena de mierda" "¿Contenedores?" "Sí. Están por tos laos al lao de las basuras" "¿Pero eso no es para los pobres?" "¿Y yo que soy? Amancio Ortega. Dame 50 pavos y tira a tomar porculo" "¿Pero no me vas a decir como lo conjunto?, ¿qué es lo que puedo hacer?" "No. Dentro del saco hay una percha. De esas de madera. De las buenas. De las de antes. No la pierdas. La percha te dirá lo que tienes que hacer" "No entiendo" "No hay nada que entender. Le haces caso a la percha y ya está. Chan estás atontao" "Vale. Adiós" "Mis cincuenta" "Aquí tienes". Salió y se cruzó con furgonetas que traían nuevos enseres".

En casa echó la ropa en el suelo. Todo le pareció horrible. las prendas olían a rancio y humedad. TRes pares de zapatos en buen uso pero de moda quince años antes. Tres lavadoras y toda la ropa estaba limpia. Olía bien a fresco. Pero seguía pareciendo terrible. No encontraba combinaciones que no parecieran ridículas. Lo colocó en el armario. y dejó la percha sola. Se fue a dormir. Por la mañana cuando despertó encontró unos pantalones en la barra de la percha y una camisa sobre las hombreras, justo debajo los pantalones y los calcetines a juego. Se vistió. Se miró. Aunque el aspecto era muy atrevido se gustó. Se fue a su trabajo aburrido. A nadie pasó desapercibido su aspecto. Las mujeres lo admiraron. Los hombres lo envidiaron Quienes lo ninguneaban parecían dispuestos a escucharlo. Un éxito. Era feliz. Por la tarde después de la siesta, se volvió a acercar a la percha. una camiseta y un pantalón mas deportivo. Se fue al parque a pasear. Muchas madres aprovecharon cualquier excusa par conversar con él. Y así cada día. Ascendió, le propusieron para un cargo de representación del barrio, le consultaban para cualquier decisión. Muchos años de éxito personal y profesional después. Una mañana abrió el armario. En la percha había un pijama. Se lo puso y se acostó. Le llamaron del trabajo y no respondió. Un día tras otro no había más que un pijama. No volvió a salir.