miércoles, 16 de agosto de 2017

MIEDO

"Aquí te dejo las instrucciones escritas" "No se preocupe. He estudiado la copia que me envió por e.mail" "Pero te he dejado una copia. No soy maniática, pero es la primera vez que dejamos al niño" "Lo entiendo. Somos vecinos" "Y si hay algún problema nos llamas" "Tengo su teléfono" "TE hago una llamada perdida" "Ve. Lo tengo" "Perdón.  Ya nos vamos. Son solo nueve meses. No sé si debo" "Pásenlo bien. Es su noche. Esa obra es magnífica""Cariño vamos ya. Llegamos tarde""Sí vamos. Bésame mi amor" "Adiós".

Cierra la puerta. Por fin. Creía que no se irían nunca. Está reventada. El niño sabe que es bueno. Ella duerme en casa de sus padres justo en la habitación de arriba. Después de la toma de las doce lo más normal es que no moleste hasta que ya hayan llegado sus padres. Un sábado de mediados de agosto. Nadie en la ciudad salvo los entes que vagan sólo en las noches de agosto. No tenía plan. Su chico en Mazarrón. Sus amigas de interail. Sus padres en Los Alcázares. 50 euros  en su bolsillo por descansar en un sofá ajeno. Regresa con el niño en brazos a su habitación. Le toca la cena. Y después a dormir. Repasa las instrucciones, el bote ya está abierto en el microondas. Un minuto. Una gota en la muñeca. Se le antoja caliente. Lo vierte en el plato de Winnie de Pooh. Espera que deje de humear. Toma un poco. Lo saborear ella misma. Está bien. El niño ha abierto su boca cuando ella ha catado. Sí ahora te toca a tí. Es un glotón. TErmina pronto, como los perritos. Lo tiene que tomar por si expulsa algún gas. Se lo pone en el hombro. No sólo ha expulsado algún gas. Huele fatal.  Lo pone en la mesita de cambio de su habitación. le quita el pañal, le limpia las cacas del culito, le pasa las toallitas y le pone otro pañal. Bosteza. Lo acuesta.deja la luz encendida. El perrito ha contemplado toda la escena. Ahora le toca a él. Croquetas de salmón lee en la chuleta. En el cuenco de la cocina. Regresa con el niño. Entra en la habitación. El niño está callado, con los ojos muy abiertos. Mueve las manos en el aire. A su espalda el perro corre por el pasillo. El bichón entra por el resquicio de la puerta con el rabo entre las piernas, se oculta en un rincón de la habitación debajo de la cama. Se agacha a observar al niño en la cuna. El niño la mira. O no la mira, mira en su dirección. como si ella no existiese, como si hubiese algo detrás de ella. El perro sale de su escondite. Gruñe hacia la puerta. Se acerca pero después vuelve a su escondite con el rabo entre las pierna sin gruñir con un quejido. Calla el perro calla el niño. No se oye nada. Despacio se da la vuelta. La puerta entornada. El niño se levanta. Se agarra a los barrotes y señala. El perro vuelve a gruñir. Ella se apoya en la barandilla de la cuna. Se metería dentro. El niño la toca por detrás y grita. O intenta gritar pero lo inhibe con la mano. Calla el perro y calla el niño, un resquicio del luz por la puerta. Camina de espaldas. Escucha un click. Pulsa un interruptor y la habitación queda a oscuras. Se vuelve y ve fluorescer los ojos del niño y del perro. La miran. Palpa la pared con la mano. No encuentre el interruptor. La luz de la puerta oscila. El perro ladra, En la oscuridad se aprecian sus dientes. El niño comienza a llorar. Un llanto de pánico. No encuentra la luz. Coge al niño. Da un portazo a la puerta. Cierra por dentro el pestillo, alto para que el niño no lo alcance. Se mete con el niño y el  perro debajo de la cama. Tiembla. Solloza.

Alguien zarandea la puerta. La golpean. La van a derribar. Se había dormido. Son los padres. Han regresado.

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