jueves, 1 de junio de 2017

Cordoneras

Las lazadas siempre me salen torcidas. Cuando aprendí a hacerlas no había tutoriales. Mis zapatos gastados. Los que uso a diario. Hoy tambien me han salido torcidas. Después las he asegurado con una nueva lazada. En la calle hace calor. Húmedo. Es Junio. Cuando has salido de guardia todo es más. Más calor. Más frío. Más humedad. Más cansancio. Más ruido. Depende. Una última vuelta a las lazadas y a la calle.

A mi perro no le gusta que le ponga el arnés hasta que no está delante de la puerta de la calle. Se aposta en el ascensor. Galopa. y se detiene dando vueltas. Entonces sí. El arnés. El mosquetón de la correa. y a pasear.

No he dado diez pasos cuando me he caído. Creía que mi perro se había cruzado, pero no, la cordonera, se ha soltado, la he pisado y me he caído. Las dos cordoneras están sueltas. Ni el nudo ni la lazada ni la segunda lazada.Sueltas.  Mi perro tira. Cerca hay una perra en celo. Me agacho. cojo los extremos de la cordonera. Intento los movimientos automáticos. Tenso y el nudo se suelta. Torpe. Soy torpe. No es una novedad. Un nuevo intento en el otro pie por buscar una oportunidad. Cierro los ojos. Busco movimientos automáticos aprendidos. Un dos tres ya está. Tiro, abro los ojos y no hay nudos. Dos cabos de cordonera completamente sueltos. Supracortical. Razonamiento. Recuerdo los movimientos. Ejecuto los gestos. izquierda. Derecha. Cruzo. Lazada. Tenso y... de nuevo un fracaso. No puede ser. Pasa una vecina.Le pido si me puede atar las cordoneras. Cree que bromeo. Me agacho hago las lazadas. Tiro. No hay nudo. Lo hago diez veces delante de ella hasta que el sudor me llena la frente y, aunque no se vea, las axilas. Acongojada, se agacha cuidando que la falda no la traicione y me ata los cordones. Tensa uno y tensa otro y se quedan fijos. Le pido que los asegure. Lo hace y se lo agradezco. El perro tira de mí. Le digo a mi vecina que no tengo explicación, pero que no se preocupe. El perro sigue tirando. Me acelera. Doy diez. Quince. VEinte pasos. Me trastabillo y caigo. Esta vez me he golpeado las dos rodillas. Sangran. Mi vida no corre peligro pero me duele. Intento levantarme pero uno de mis pies tira del otro. Sentado en el suelo miro. Las cordoneras de un zapato están enlazadas con las del otro. Una broma de mi vecina. La había observado hacer los nudos separados uno de otro y ahora me encuentro con esto Un nudo triple con cada uno de los cabos de las cordoneras. Los desato. Están fuertes. Las uñas. Ya. Intento enlazar. Lo hago. Confiado hago el nudo doble y al reforzar se suelta.Viene otra vecina. Me pregunta qué me pasa. Le digo que me he tropezado con el perro. El perro me mira sentado. Cuando se va quito las cordoneras de los zapatos y me las meto al bolsillo. Así terminaré el paseo. Cuando me levanto el perro empieza a tirar. En la esquina está la casa de la perra en celo. Veinte pasos y caigo de nuevo. Miro los pies. las cordoneras están sueltas enlazadas entre un zapato y otro. Me meto la mano en los bolsillos. Los cordones no están. Es de locos. Estoy loco. SEguro que las había metido. Me pellizco. Miro la hora. Cojo el teléfono . Llamo a un amigo y le pregunto la hora. No duermo. NO sueño . No es una pesadilla. Son sólo los zapatos viejos. El perro tira. paso delante de un contenedor de ropa zapatos y juguetes reciclados. Me quito los zapatos. Meto las cordoneras. bajo y subo la trampilla. Descalzo mis zapatos desaparecen de mi vista. Caminar descalzo por la arena ensucia los pies pero es confortable. Hay quien dice que es saludable. Da gusto no dar traspies y no caer. Es la hora de la cena de mi perro. Poco después cenaré yo. Subo al ascensor. Le quito el arnés a mi perro que me lame los pies desnudos. Tercero. El perro se apresta a salir. Corre hacia la puerta y se detiene en la alfombrilla delante de la puerta oliendo mis zapatos viejos con las cordoneras enhebradas

No hay comentarios: