lunes, 5 de junio de 2017

CHOCOLATE AMARGO

"Doctora qué güena que ha sio uhté con mi marío" "Señora es mi deber" "Tan jovencica y tan guapa. Deme uhté un beso. Si no eh mayó que mih nietah" "Venga ese beso" "Yo se lo tengo que agradesé" ·"Le he dicho que es mi trabajo me alegra que esté satisfecha. Todos actuamos así" "Todoh no, que el ingreso pasao le tocó un malafollá que no quiero ni acordahme" "Va en días" "Yo estoy muy agradesía, y le voy haser un regalo. Esta gitana  no tiene perrah. La luna le compraba  yo , y se envolvía con hilo de oro." "Ja ja" "Pero le voy a regalá algo que sólo tenemoh en mi familia. Una receta de mah de docientoh añoh" "si me hace un bizcocho, eso se lo aceptaré" "No eh un bihcocho. Eh chocolate amargo" "Uy qué rico" "Pero nenica. Eh un chocolate mu espesiá. Más que un chocolate eh una medisina. Mira. Son treh onsicah. tú te lah guardah" "No sé si voy a  poder. Soy tan golosa" "Tendráh que podeh. Ehte chocolate te subirá el humor como nunca lo has tenido cuando ehté bajo, pero en cambio, zi tu humor eh güeno, te lo puede bajar a los infiehnos de una vida mah trihte que pueah imaginah. Adminihtralo. Sé que lo vah a hasé bonica" "Bueno pues lo dejo en la taquilla, porque últimamente los momentos más bajos los tengo en el trabajo.GRacias. Sabré usarlo."

Durante un tiempo, el chocolate quedó olvidado en un rincón de la taquilla. JUnto a los rotuladores de colores, la bolsa de aseo y un kit de supervivenvia para emergencias. Hasta que un día, no era el primero,se sintió humillada en la sesión. Una vez más se habían apropiado de su trabajo. Con gracejo con donosura, con una donosura que convertía la mentira en una verdad impostada. No pudo soportarlo. No sabía protestar. Fue al cuarto de la taquilla, la abrió, buscó unos pañuelos y las tres onzas de chocolate en el papel aluminio aparecieron. REcordó. Era el momento. La congoja. El ahogo. La impotencia. tomó una onza, la partió. La metió a la boca, primero un trozo pequeño y después entero y comenzó a acariciarla con la lengua. Era realmente amargo. el primer contacto la hizo temblar, pero después a cada pequeña lamida, la cremosidad la untuosidad deshicieron el nudo de su estómago, dejó de sudar, y su respiración se hizo sosegada. Se sentía bien, muy bien. Se retocó el maquillaje y salió. En los siguientes días avanzó en su tesis, pasó varios examenes del conservatorio de guitarra y su jefe la felicitó.

Unas semanas más tarde el jefe le dobló el trabajo porque una compañera,la que le había humillado se iba a ausentar tres meses para inicar la tesis en Harvard. El efecto del chocolate declinaba. La injusticia, de nuevo la hundió, cada día que acababa exhausta sin un mínimo reconocimiento sentía la tentación de coger una segunda onza, pero aguantaba, tenía poca fe en el futuro. No faltarían ocasiones. Pero era ya demasiado. Cogió el papel de aluminio, lo plegó y sacó la segunda onza, amargo y dulce y felicidad. en la siguientes semanas dejó su tesis pendiente de la lectura.

Su compañera regresó. Hermosa, segura, apestosamente feliz.
"Sabes la última" "Dime" "Por fin va a salir la plaza que esperábamos. Estoy exultante" "Ya era hora" "Pero..." "¿Pero qué?" "Se le va a dar un perfil y se va a primar la orientación internacional" "Y tú eres la única que ha salido hasta ahora" "Sí. Es estupendo". "Esperaba poder presentarme. La tesis me ha cundido mucho" "Está convocada para dentro de un mes" "Tendré mi tesis, pero experiencia internacional cero" "Te lo dije, debias salir" "Hice tu trabajo mientras estabas fuera, trabajé como una burra y ahora te dan la mejor, la única tajada"

Tiró los libros que llevaba en la mano y salió corriendo hasta el vestuario. Abrió la taquilla. Su compañera la siguió.

"Déjame en paz . Necesito estar sóla" Tenía la última onza de chocolate en la mano "No estarás enfadada. Siempre hemos sido amigas" "Déjame" "Uy . ¿Eso es chocolate? Si supieses lo que me apetece" "Es mío...Bueno tomala entera es muy rico" ·"Gracias",

Nadie se explicó el motivo de la depresión que aquejó a una muchacha tan bella y tan inteligente, se encerró en casa repentinamente y por seis meses. Ni siquiera acudió a la convocatoria de la plaza. Su compañera no lamentó no haber tomado el chocolate

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