viernes, 8 de mayo de 2015

BABA DE CARACOL

El niño autista, en un descuido de su  madre, chupa una a una las maquinillas de afeitar automáticas del último de diez puestos de la peluquería. Lame los peines juntos al metal de las cuchillas. El sabor no le agrada. Repite la siguiente. Mueve la lengua gruesa tratando de ladear los pelillos residuales del peinado anterior. La madre lo ve. Se alarma. Le explora la boca temiendo una de las muchas heridas que marcan todo su cuerpo. No hay heridas. Lo reprende. Despacio y lento, sabe que no la comprende y lo abraza. El chico no gesticula, echa de menos el sabor metálico, el gusto acre de la cera, el roce áspero de los pelos que ya se ha tragado.

"Pase al lavacabezas. Señor. Pase al lavacabezas" "Perdón me he despistado con el móvil. ¿A cual?" "A cualquiera al fondo a la derecha"

Sentado espero que la peluquera me invite a inclinarme en el hueco del lavacabezas.
"Está bien la temperatura" "Perfecta" Sus manos se deslizan entre el cabello que se suelta y se entrelaza con el suavizante. Cierro los ojos e imagino un paisaje submarino. Anémonas. Posidonia.  "Ya está.Vaya al puesto del fondo, el que está vacío" Enjuga los últimos restos de humedad de mi pelo.

Me acerco. El niño autista me mira. Hay un bolso en el sillón. La madre del niño se apresura a retirarlo. "¿Qué hacemos?" " Corto.Por arriba no tanto que el pelo ya está más claro" "Qué número de máquina" El niño mira con apetito la caja metálica de dibujos blanco y negro que acaba de chupar. "Hoy prefiero tijera" "Con la máquina se queda más parejo" "Tijera o navaja" "Siempre usamos la máquina" "Tijera o navaja" "No se ponga así" "Gracias y perdone" Me endereza la cabeza. Cierro los ojos. Comienza el tintineo, los chasquidos de las tijeras. Cada chasquido me relaja. Ensueño con el niño, la lengua gorda rozando el metal. El brillo acre de la baba. "Échese hacia adelante" Siento en la nuca la vibración de la máquina de afeitar. "Perdone. Me ha dicho que no quería máquina" "Es igual. No se preocupe" "Lo dejo" "Termine, si no se quedarán trasquilones"

La madre del niño autista  me mira. El tacto de las cuchillas de la  maquinilla parece distinto. La nueva lubricación hace el tacto más eficaz. Quizás sea bueno para la piel de la nuca. Algunas cremas hacen gala de tener baba de caracol.