martes, 31 de julio de 2012

LLAMADAS EN LA NOCHE


“¿Alejandro García?” “Sí ¿Quién llama?””Perdone que le llame a esta hora de la madrugada. Seguramente le he despertado. Soy el Sargento Emilio Gutiérrez de la Guardia Civil de Molina de Segura””¡Mi hija! ¡qué le ha pasado!¡Un accidente!” “No es un accidente tranquilícese por ese lado. Su hija está viva. Está detenida en los calabozos” “¿Detenida?”

La primera llamada es la peor: trágica, desesperada. Después hubo varias decenas. Cada dos meses más o menos salvo en los periodos en que estaba internada en que si ocurría algo no nos llamaban salvo que fuese muy grave. A partir de la cuarta o la quinta sólo desolación y el deseo siempre presente de que te gustaría que fuese una pesadilla para poder despertar y seguir durmiendo. Cuando compruebas que no es una pesadilla preferirías morir antes que ver y vivir lo que estás viviendo.

“¿Dónde está mi hija?” “Ahí adentro. Tengo que informarles que se le ha detenido como cómplice de una atraco con violencia en una gasolinera” “¿Mi hija? Imposible” “ Y una chica y dos chicos más. Creemos que no es la primera vez. Además conducían un coche robado y llevaban una cantidad de cocaína que no podemos asumir como consumo propio. Pero lo peor..” “¿Qué puede haber peor?” “En el asalto ha habido un muerto y su hija empuñaba el arma?” “No. La han incriminado porque es la menor. He oído que siempre ocurre” “ Hay una grabación de seguridad que no deja dudas” “Dios mío. Mi hija era normal” “No se culpe no es fácil detectar estas cosas” “Últimamente andaba un poco triste. A veces faltaba al instituto, pero nada anormal ni de horarios. Nada. Nosotros estamos pendientes” “No lo dudo. Nosotros estamos acostumbrados”

Trastorno límite de la personalidad con rasgos psicóticos. Es menor. Te llevas a tu casa al mismo ser que días o semanas o meses antes has acurrucado en tus rodillas, le has hecho cosquillas y te ha palmeado mientras reía a carcajadas, el mismo ser que arropabas cada noche y ahora te llevas a casa un monstruo que ha matado a un hombre joven por unas decenas de euros para colocarse. Y es tu hija.

“Papá esto está superado. Lo siento tanto. No volveré a probar el alcohol ni nada. Eso es el pasado” “Hija vamos a salir de esta. Seguro”

“Buenas noches Alejandro García” “¿Qué ha hecho mi hija?” “Le llamo de urgencias. Ha intentado suicidarse pero pensamos que ya está fuera de peligro”

Conducir en una noche lluviosa. Reflejos de las luces en la carretera. El cristal se empaña o se empañan tus ojos con las lágrimas. Con el aire acondicionado no se limpia: son tus ojos. Un pañuelo te ayuda. No te miras con tu  mujer ya ni las miradas os dan consuelo.

Un tubo sale de su nariz con un material negro. Está pálida y con la mirada perdida de  loca o de muñeca. “Ha tomado dos gramos de coca y un tubo de barbitúricos además de los cortes” Lleva cortes en los brazos en las muñecas, en el costado y un pinchazo en el abdomen. “Ha estado a punto” Piensas y te arrepientes que habría descansado ella y habrías descansado tú.”Se va a quedar ingresada”. Cuando le den el alta buscarás una nueva clínica sin más esperanza que mantenerla viva.

lunes, 30 de julio de 2012

LA CARTA


El servicio de Correos era muy prestigioso. Ahora nadie escribe cartas. Solo y cada vez menos los bancos y el Ministerio del Interior. El correo electrónico, los chats, las redes sociales han suplantado la función de las cartas con su inmediatez. Pero se ha perdido tal vez la reflexión. La carta obedecía  a un deseo que se maduraba, unas palabras que comprometían, y se firmaba como un contrato. Después se ponía el sello con la misma saliva de un beso y se introducían en el buzón quizás con un suspiro y en disposición inmediata de esperar la respuesta. Pasado. Pero el pasado vuelve.

Una buen amigo mío recibió la semana pasada una carta. La estuvo viendo en el buzón varias semanas pensando que era publicidad hasta que por fin se decidió a abrir. El remitente escrito a mano le resultaba familiar. Esa letra cursiva y sin embargo redondilla con los palitos de las pes o las bes muy bajitos y los puntos de las íes como un circulito le removieron algo más abajo del diafragma. El remitente era ella. Después de doce años le escribía. Siempre se regresa a las piedras en que tropezamos. Antes o después. Doce años.

La última carta que él envió quedó sin respuesta. Aquel silencio epistolar lo interpretó como un adiós. Hubo un duelo y tiempos de silencio hosco, pero se superó, o pensó que lo tenía superado. Doce años después. Como si nada. Doce años es mucho tiempo. Demasiado. Lo que habría dado por esa carta en aquel momento. Habría cambiado de ciudad, de vida, de amigos, lo que fuese necesario por la mujer de su vida. Pero un silencio tan largo es como la muerte, o peor. Son silencios que sólo se curan con un olvido que es imposible.  El contrato del silencio es peor que la rúbrica de una declaración de amor. Qué distinta es hoy la indiferencia con la que pasaba por delante del buzón, que sólo abre cuando rebosa o cuando se transparenta alguna notificación, en aquel tiempo tenía controladas las visitas del cartero: hoy no ha llegado, mañana quizás, es viernes, tal vez el lunes. Cuando llegaba, veía su nombre estampado en el sobre, podía oler su perfume, sentir las trazas de su ADN en las huellas del trazado de su bolígrafo de tinta violeta. Le gustaba palparlo para mezclarlo con su propio ADN en una especie de cópula digital.

Doce años. Miró de nuevo su nombre. Miró el sello de 2000. Miró la estampación negra sobre el sello con la fecha de entrada 23 de noviembre de 2000. La carta había estado perdida todo ese tiempo. Las palabras en respuesta a las suyas habían descansado en un rincón olvidado de algún almacén. Alguien la habría encontrado y para evitarse explicaciones la había vuelto a situar en el cauce no debió haber perdido. No hubo silencio. Ni olvido. En aquel momento. Después sí. ¿Y si hubiese llegado esa carta? Su vida no sería la misma en estos tiempos en que el aburriendo empezaba a permear por poros que creía sellados. Necesitaba leerla. El ascensor lo llevo a su planta. Abrió la puerta, saludó y se fue al baño, el único lugar íntimo de un piso de cincuenta metros. Las manos le temblaban. Al abrirla el silencio se rompería. Volvería el dolor por la desgracia más que la rabia por el abandono. ¿Y si las palabras fermentasen como los vinos y no fuesen y a las mismas que cuando se escribieron? Pero los vinos también se pican y de vinos sublimes cuando pasa su tiempo se convierten en poco más que vinagre. Sin embargo cerrados siempre conservan la expectativa de una cosecha única.

Subió al trastero. Abrió la caja de hoja de lata donde conservaba el resto de las cartas abiertas por orden de fecha. Y sin abrirla la ató con el resto. Mejor la esperanza de un recuerdo que el vinagre.

domingo, 29 de julio de 2012

LA FUENTE


“He  pasado por el Jardín de la Seda y había un gentío enorme” “La fuente” “¿Qué fuente?” “En el jardín hace un par de semanas en uno de los caminos de albero por los que a veces voy a correr apareció una mancha de humedad”  “Muchas veces hay charcos y humedades. Los aspersores no están bien orientados hacia los parterres y el agua cae en cualquier lugar” “Eso pensaron al principio. Revisaron los aspersores y el drenaje de los propios parterres y con todo corregido, la mancha cada vez era más grande y comenzaba a formarse un charquito en la superficie” “Una fuga de la red” “Vino la compañía de aguas. En la zona no figuraba ninguna tubería o alcantarillado, uno de sus ingenieros apuntó la posibilidad de que fuese la capilaridad la que hubiese llevado allí el agua” “Estoy viendo un hoyo enorme” “Enorme, con su acera y su calle levantada, el alcantarillado puesto a plano y las tuberías de agua también. Dos días y ni un poro” “Lo taparon. Pero la gente que he visto ¿qué?” “Qué impaciente. Lo taparon. En cuanto el bulldozer apisonó la última palada de tierra, gota a gota mancha comenzó a  aparecer. Por la mañana había un chorrito de agua que inundaba parte de la carretera, porque los imbornales en Murcia en verano están obstruidos por falta de uso” “Dime de una vez qué hacía la gente” “Era un fuente. Una fuente natural en el parque. Hidrológicamente un imposible, pero el agua manaba con un flujo constante. Canalizaron hacia el imbornal. Y se tomaron unas muestras. Por la mañana dos niñas que jugaban en el jardín de infancia aseguraron haber visto a una señora muy dulce que refulgía columpiándose junto a ellas. Nadie sabe qué les dijo la aparición. Sólo las dos niñitas arrodilladas delante del columpio vacío. El obispo se apresuró a informarse. Habló con las niñas que le contaron las revelaciones de la aparición que se decidió que era la virgen. Lo único que ha trascendido de la conversación es que las niñas se referían a ella como la Virgen del Columpio, pero no parecía que un soporte móvil fuese un lugar adecuado para una virgen. Decidieron llamarla La Virgen de la Seda, mucho más decoroso y lucido puestos a procesionar.La mañana siguIente el alcalde recibió dos visitas. El obispo que le informó de algo que tenía visos de verisimilitud, y que podía tener una trascendencia para la cristiandad del calibre de Fátima o Lourdes. En un momento como el actual de tanto paro el alcalde rogó al obispo que pidiera al Vaticano que agilizara la situación y a ser posible de modo favorable. A falta de turismo y de industria las peregrinaciones y los exvotos son una buena opción.” “¿Y la otra visita?” “Almeida” “Ese pirata” “Pirata y constructor” “ Venía con el análisis del agua. Muy apta para un Spa, muchas propiedades medicinales. Venía con un proyecto de una torre de cincuenta plantas para un hotel de cinco estrellas con espá, Arrasaría el parque. Pero necesitaba el apoyo del ayuntamiento y de la comunidad autónoma” “Me quedo sin parque” “No el alcalde estuvo con Almeida  cinco minutos y la respuesta fue un no” “Hace dos años me habría quedado sin parque” “Seguro y ahora podrás seguir corriendo por un lugar sagrado” “No cantes victoria. Hay que esperar que el Vaticano se pronuncie y que lo haga con agilidad. No hay un duro. Quizás las cosas no vayan rápidas o se quede en una virgencica de segundo orden, de las de hornacina en lugar de basílica” “Me voy a trotar un poco” “ Si te esperar me voy contigo” “Ponte las zapatillas de tacos” “¿Por?” “Por el barro que de momento es lo único que hay seguro".






sábado, 28 de julio de 2012

EL JEFE ESTÁ MALITO (Western)


“Richard te he mandado llamar porque cada vez me pesan más estos viajes. Fuimos los primeros en guiar reses desde Nueva York a Arizona. Aquello fue un reto” “Lo recuerdo jefe. Yo era aprendiz” “Éramos unos locos. Nos miraban de lado. Aquel camino parecía un imposible, pero lo hicimos” “Tú maestro, tú lo hiciste posible” “Richard no sé cuántos de estos viajes podré hacer. Tengo los huesos molidos del caballo. Quizás ha llegado el momento del relevo” “¿Has pensado en mi?” “De momento sólo he pensado en el relevo” “Lo que tú decidas será lo correcto” “Sí. Ya no hay Apaches, lo Sioux están en las reservas” “Todo es más fácil ahora” “Siempre todo es más difícil. No hay indios pero hay ferrocarril, y con el ferrocarril llega la codicia, los tahúres, las furcias, los prestamistas y los matones. Todo es más difícil. El mundo ha cambiado y no sé si aguantaré más cambios. Los cambios me fatigan más que el viaje” “Me tienes para lo que quieras” “Sí. Eres un buen chico. Siempre lo has sido. Déjame sólo y dile a Francis que pase”

“Richard ¿qué te ha dicho el jefe?” “Francis el jefe piensa ya en su retirada. Le he encontrado cansado” “Y ¿te ha dicho algo de en quien piensa delegar?” “Todas las señas apuntan a Paul. Lo ha mencionado en varias ocasiones y le tiene en mucha estima desde que le sacó del incidente con los federales. Suerte”

“Francis eres un gran vaquero. Serio con tu semblante torcido , malencarado y seco, pero no hay quien te iguale en tu afán, en tu perseverancia y en tu constancia con el ganado. También hemos pasado buenos ratos juntos” “Sí nos hemos corrido un par de fiestas buenas” “Y trabajo. También trabajo. Una vez me salvaste la vida. No me olvido” “Perdóname, pero no recuerdo ese momento". "El segundo viaje caí enfermo en una ventisca mientras cruzábamos las Rocosas. Sin tu dirección el ganado se habría dispersado y yo no habría sobrevivido” “Era mi deber.” “Sí lo era” “Te puedo decir algo que me pesa” “Si te pesa tanto no lo digas” “Tengo que decirlo” “Hay cosas raras en la contabilidad de las dos últimas entregas” “ El responsable de la contabilidad es Paul” “No es mi intención señalar a nadie” “No te preocupes . Después de ti voy a hablar con él. Ya lo aclaramos” “Era mi deber” “Sí”

“Paul el jefe te espera” “¿Qué quiere?” “Está cansado. Pronto se va a retirar” “¿Te ha dejado a ti al mando?” “Creo que su candidato más firme es Richard” “No lo puedo creer. si cuando llegó ya estaba todo hecho. No. No puede ser él. El jefe me va a oír”

“Paul. Amigo. Abrázame. ¿Por qué estás tan serio?” “Jefe, Richard no tiene capacidad para quedarse al mando” “¿A qué viene eso?” “Richard tiene sus propios negocios . Vende las reses como canales. Está haciéndose de una fortuna muy considerable. Pregúntale al banquero” “Yo lo sé todo” “Mi decisión Paul no va a ser inmediata. La sucesión será progresiva. Iré formando a mi sucesor en los entresijos del negocio. Los peligros ya no son las armas y las bestias sino los préstamos y las deudas, los enemigos no son los indios sino los clientes y los proveedores, nuestra carrera no es sólo contra el invierno sino contra el ferrocarril. Vete y descansa. Gracias por haber venido”

“Hola Lolita adónde vas. No te conocía sin el traje de montar. Estás guapa” “El jefe me ha mandado llamar”

En la cantina los vaqueros Richard, Francis y Paul tomaron whisky a la salud del jefe. Cada uno convencido de ser el sucesor.

viernes, 27 de julio de 2012

IMPULSO


Eduardo no sabía por qué en el ascensor de casa de sus padres y la suya propia había cambiado de destino sobre la marcha. No fue premeditado marcar el tercero en lugar del décimo. Sabía que estaba en el tercero cuando tocó al timbre del 3º G. Le abrió una vecina de poco más de sesenta años a la que no conocía y a la que él sólo le sonaba. El piso era gemelo al de sus padres, no le costó encontrar el dormitorio que se correspondía con el suyo. Nada le importó que al fondo, donde él tiene un mapamundi, sólo hubiese un perchero, ni que en lugar de un nórdico hubiese una cubierta de ganchillo o que oliese a rancio en lugar de perfume Hacendado. Cerró el pestillo para que no le molestaran. Cerró los ojos porque estaba muy cansado y durmió.

Su vecina no había reaccionado. La curiosidad se superpuso al miedo. Llamó a la vecina del 3º F. “Lola ven a mi casa que se me ha colado un chico” “¿Un chico?” “Sí. Me ha saludado. Se ha metido y se ha encerrado en la habitación de mi difunta hermana” “¿Un ladrón?” “No lo sé no oigo ruidos” “¿Pero te ha amenazado?” “No sólo ha saludado y ha entrado como si lo hubiese hecho toda la vida. Me he quedado muerta” “Espera cojo el mazo de cocina y vamos” “Se oye una respiración. Parece que duerme” “¡Malo!” “¿Por qué?” “Tienes un ocupa en tu casa. Eres un alma cándida” “¡Un ocupa. NO me asustes. Un ocupa en mi casa. Eso es terrible” “sí” “Pero no puede ser” “SE te ha colado. Ahora es su casa. Está durmiendo en su cama” “La cama es de mi hermana que Dios la tenga en su gloria” “Pues como tu hermana no interceda tienes tu casa ocupada. ¡Y que sea el único!” “¿Cómo que el único?” “Los ocupas son como una plaga. Empiezan con sus diábolos y sus perros” “ ¿Perros?” “Si por tu imprudencia no nos convierten el bloque en un circo o algo peor será casualidad. Es cuestión de tiempo” “ Oye .¡ Yo no he sido imprudente! Tenía cara de buen chico ha saludado y ha entrado. Si te hubiese pasado a ti” “Si mirases por la mirilla” “Yo llamo a la policía y lo resolvemos” “O91  en qué podemos atenderla” “Hay un ocupa en mi casa” “¿Desde cuándo?” “Desde hace quince  minutos” “¿Puede demostrarlo?” “Claro. Está acostado en la habitación de mi hermana” “Digo  lo de la hora señora” “Mi palabra” “Eso no vale. Testigos””Oye que me pide un testigo para certificar la hora de entrada” “  A mí no me mires. Yo no le he visto entrar y no pienso ponerme en riesgo” “Eres una cobarde””Señora si no puede demostrar la hora y le envío un coche patrulla, tendrá que irse al juzgado para pedir una orden de desahucio y puede llevarle tres meses. ¿Entiende lo que quiero decir?””Creo que sí. Adiós””¿Cuándo vienen?” “Eres una rata. No van a venir” “¿Por qué? ¿ nO van a protegerte?” “ Si vienen no habrá manera de echarlo” “NO puede ser” “Es. ¿Dónde vive el ruso ese de los dos metros que trabaja en una discoteca del centro?” “El quinto B, pero a las diez de la mañana debe estar dormido” “¿Cómo se llama?” “Boris como todos”

“Qué quierre señora. Me ha desperrtado” “Se ha colado un ocupa en mi casa y tiene usted que ayudarme” “Llame a la policía” “ Si los llamo no podré echarlo” “Me visto y bajo perro me debe una en la prróxima reunión de la comunitat de vesinos”.

Boris toca el pomo de la puerta de la habitación. Está cerrado. “Dentro hay un postigo” “Tengo que tirrar la puerrta” La puerta se abre. Sale Eduardo con los ojos enrojecidos. Limpia las gafas con su camiseta.  Se encuentra con el ruso. “¡Qué señor más alto! Ya me voy . Qué descuido más tonto. Gracias señora. Hasta otra”

jueves, 26 de julio de 2012

EL REGRESO


“Hola mamá” “¡Hija! ¿Qué haces ahí sentada en el portal?” “Te esperaba. A ti o papá” “Pasa” “Mamá hacía cuatro años que no nos veíamos. ¿No me vas a preguntar nada?” “No tengo nada que preguntar. Eres mi hija. Estás aquí” “Todo fue muy raro” “Las cosas son como son. Tu padre y tú sois demasiado parecidos” “Me alegra que hayas llegado tú antes” “Lo pasó mal” “Yo también” “Estabais muy unidos” “…” “SE me ha hecho eterno” “…” “¿Por qué pones esa cara?” “He venido a quedarme” “Esta es tu casa. Tu padre y yo siempre lo hemos dicho y no es una retórica” “No es fácil” “¿Qué?” “Volver” “Para mi es lo más sencillo del mundo volver a tener a mi hija conmigo” “Sin preguntas. Me gustaría que me preguntaras algo” “¿Y qué más da? Para mí es como si te hubieses ido ayer” “Me resultaría más fácil hablar” “Podemos hablar de lo que quieras, pero sólo tengo interés en saber lo que tú quieras que yo sepa” “No me estás ayudando” “Eres una adulta, hija. Siempre serás mi hija pero tienes veintiocho años. Quizás has vivido más de lo que he vivido yo. Querré saber todo aquello que tú quieras que sepa pero no más” “Es justo” “No lo sé. Para mí la familia no es una cuestión de justicia. Es algo natural. Tú eres tú y eres yo. Uno nunca es completamente justo consigo mismo” “Yo no sé quién soy” “Nadie lo sabe. Sin embargo cada mañana te levantas y satisfaces tus necesidades y cumples con tus rutinas y a veces tienes alguna sorpresa. Eso es vivir” “Suena bien. Para ti es fácil porque no tienes más aspiraciones, pero para mí eso es una derrota” “A veces toca aprender a vivir en las derrotas. NO siempre se gana. Siempre que alguien gana hay uno o más que pierden. Y oye, eso de que no tengo aspiraciones no ha sonado bien” “Tu mundo no ha tenido ambiciones” “El hoy y el mañana son una ambición. La vida no siempre fue fácil. La casa, la tienda, tu hermana y tú. Te aseguro que me sobraban aspiraciones. Todo el mundo no puede ser Einstein o Ghandi o Napoleón, y de ahí a la nada hay un sinfín de puestos” “Si tienes razón, pero te educas de un modo, universidad, máster, me fui de casa en un momento pletórico personal y vital que me permitió ser arrogante” “Has aprendido algo” “Papá también fue mi orgulloso” “Ya te he dicho que tal para cual” “ Durante unos años soy capaz de mantenerme sin dificultades. Vivía en una casa bonita, un coche, viví un tiempo con un chico espectacular y en unos meses el color de tu vida cambia, del rosa al violeta y de ahí al morado y al negro sin que te tiempo ni a respirar” “Y se hace duro” “Mucho mamá” “Y los amigos que desaparecen masivamente” “Y tu pareja que se vuelve desagradable y egoísta” “Pero quedan los buenos” “Uno o dos” “Mucho. Puedes estar satisfecha. Sabes, te voy a hacer un chocolate para merendar ,y unas torrijas y  nos las vamos a comer las dos” “Mamá sabes lo que me costó reducir este culazo” “Pero ahora estás muy delgada, hoy te hace falta y a mi contigo, y yo si que estoy gorda” “Me alegra tanto volver a verte” “Si tú supieras lo que siento yo. Casi me alegro de ese fracaso del que te lamentas” “¡Mamá!” “¡Que no! ¿cómo voy a alegrarme de tus fracasos? Pero los madres al final nos acostumbramos a que nuestros hijos sólo se acuerden de nosotras con las decepciones” “Es un reproche” “Es una realidad. Algún día si quieres tú también serás madre. Formarás parte de la cadena” “Qué bien huele el chocolate. ¿A qué hora viene papá?  Después de cerrar la tienda irá al almacén y se le harán casi las once, pero le esperaremos a cenar” “¿Crees que le importará que me quede?” “¿A ti te ha importado venir?” “Me ha costado pero empiezo a estar muy a gusto” “Tu padre es como tú. Cuidado que el chocolate quema” “¡Ah! Demasiado tarde. ¡Uf!”

miércoles, 25 de julio de 2012

LA PESCADILLA PREÑADA


La bacaladilla es un pez voraz. En la pescadería, si lo deseas, te la limpian. Prefiero limpiarlas yo. Es un poco engorroso pero me gusta tocar la comida que voy a preparar. Con unas tijeras de pescado se hace una incisión en la zona de la cloaca. Se corta longitudinalmente hasta las agallas. Después se corta la raspa a la altura de la cabeza y con la cabeza se vienen todas las vísceras. A veces en el estómago encuentras pececillos enteros o calamares muy grandes para el tamaño total del pez.

Esta mañana en la pescadería la bacaladilla estaba fresquísima. “Recién pescada”. Algo más de medio kilo para rebozarlo a la andaluza ( con limón y harina). En uno da ellas al desprender todos los restos he visto que el buche estaba ocupado. Una fina membrana se ceñía sobre lo que parecía un calamar. Lo he puesto en el papel de estraza. No conseguía identificar de qué se trataba. He desgarrado la membrana y el pez ha comenzado a agitarse. Seguía con vida. Me he puesto las gafas y he distinguido un hombrecito de unos  cinco centímetros de altura vestido como una figura de Belén. “Hola” Se ha tapado los oídos porque mi voz le resultaba un estruendo. Le he visto mover la boca. No le entendía. He cogido el micrófono de Hanna Montana de mi hija , lo he enchufado al amplificador y se lo he puesto “Hola. ¿Cómo te llamas?” “Oh Yahvé ten piedad de mí” “No me llamo Yahvé. Me llamo Antonio. Creo que te has equivocado. ¿Quién eres tú?” “Jonás. Alguien de tu tamaño sólo puede ser Yahvé” “Te aseguro que no. ¿Qué hacías dentro de la barriga de este pez?” “Me ha comido. Hui por mar sin cumplir las órdenes de salvación de Nínive que Dios me encomendaba y el señor envió una tormenta que amenazaba con hacer zozobrar el barco. El resto de tripulantes, algunos mis amigos ante el temor al naufragio y a una muerte segura me arrojaron en sacrificio al mar” “Entonces tú eres el famoso Jonás al que se tragó un mero. Pues sí que andan las cosas mal en el cielo” “No te entiendo gigante” “Hombre de un mero a una bacaladilla” “Es que los mares están muy esquilmados” “¿Y llevabas mucho tiempo ahí?” “Justo hoy hace tres días” “ Se supone que Dios decidió darte otra oportunidad y el pez te devolvió a tierra” “Y lo ha hecho” “Sí pero la bacaladilla me la comeré mañana, y a ti te he visto por los pelos. Podías haber acabado en la basura, tú un profeta” “Imposible. Los designios del señor son inescrutables e infalibles” “Tengo mis dudas. Además. Nínive ya ni existe. ¿Adónde se dirige un  microprofeta como tú” “Los profetas siempre tenemos trabajo. Ayudamos a las personas y a los pueblos a su salvación” “Entonces quizás has llegado al sitio justo” “¿El demonio os amenaza?” “No es el demonio. Hemos tenido mala experiencia con algunos profetas” “¿Quiénes?” “Los economistas que no dan una” “No les conozco” “ Es que no son clásicos precisamente” “¿Y en qué puedo yo guiado por Dios ayudar?” “Necesitamos que baje la prima de riesgo” “¿Eso qué es?” “Estás muy poco actualizado. El interés que se paga por la deuda de un país en relación a Alemania que se considera muy solvente” “Tú también debes ser un profeta porque no entiendo nada de ese idioma en el que me hablas” “No si yo tampoco lo entiendo, pero el dichoso asunto nos lleva de culo” “El interés es usura. ¿Quién decide lo de la prima de riesgo?” “Banqueros y agencias de rating” “Puedo predicar para convertirlos, y así ver si la prima baja, y si no Dios los destruirá” “No sé si va a ser muy eficaz, además en el antiguo testamento tú te mosqueaste  mucho porque Dios no castigó finalmente a Nínive, para castigarlos Dios podía haber mandado a Moisés” “Pero se arrepintieron” “Sí pero estos banqueros son algo más duros que los Niniveos” “Entonces no sé qué hago aquí. Tú no eres Yahvé y no atiendes a mis prédicas” “Yo sólo he ido a la pescadería” “Déjame marchar. En nombre de Dios te lo ordeno” “¿Quieres que te baje a la playa?” “Quizás Dios me ilumine”.

Lo dejé en la orilla de la playa, en el Mar Menor. Se puso de rodillas. Encaró el sol con los ojos cerrados. Un mújol enorme saltó y lo devoró. Me pareció que el sol se oscurecía unos grados pero no lo puedo asegurar.

martes, 24 de julio de 2012

La nena





“Ginés pon la tele que la nena va a salir”

-La prima de riesgo ha superado por primera vez los seiscientos puntos. Cada vez son más los que claman por la intervención de la economía española. Les pasamos con nuestra corresponsal en…-Siempre quisiste tener un pueblo. Hay pueblos despoblados. Con la iniciativa Aquarius adopta tu pueblo-La chica que deseas sólo te quiere como amigo. Que les den Fanta-

“¡¿Ha salido ya?! “ “No encuentro el canal” “No ha empezado todavía. Faltan diez minutos. Deja el dedo quieto que eres un nervios. Seguro que los has pasado ya”.”¿Dónde va a salir, en Pasapalabra o en Cifras y Letras?” “No me lo ha dicho, pero a esta hora será algo así” “Ya. Ya la veo. Qué guapa mi hija, Pero no es ninguno de esos dos programas. Está en un sillón con otras tres muchachas” “Voy.voy”.

-A mí un chico que saca su foto desnudo en Twiter no me gusta nada. Y se la saca con la minga en reposo y tó-Así chuchurría. Ja ja ja-A mi ese no me gusta nada, tiene la nariz chiquitina y los pómulos hundidos como si pasara hambre-Tiene cara de borrego capao-Jaja ja-Natalia vamos a conocer a Jonathan-

Loli que va a salir la nena. Lo que no sé es de qué va este programa. Ahora sale a una pista de tenis donde hay un muchacho” “Mírala la nena qué guapa”

-Hola Natalia-Hola Jonathan-Al escuchar tu nombre pensaba que eras una pija-Bueno-Ahora al verte creo que eres más bien una Choni-¿Por qué eres tan desagradable-Tengo la obligación de ser franco. Cadaminuto que pasas aquí le cuesta dinero al programa-Cinco euros. No se matan-Para ti  sobra, porque se ve que se habían acabado las mujeres guapas-¿Quién te crees que eres minga enana?-Porque no hablo de tus tetas que esas sí que habría que verlas en el microscopio-Ya quisieras tú tocar mis tetas-No vas a tener la ocasión estrecha que eres una estrecha.NEXT-

“Loli esto qué es. Que  mi hija es la primera de la clase. Que  mi hija trabaja los fines de semana para cubrir sus gastos. Esa no es mi hija. Dime que no he visto esto” “Calla que ahora sigue en el autobús, ahora va a arreglar a ese mocoso”

-Chica Natalia cuatro minutos-Mucho peor al natural que en la foto. Un gilipollas y un grosero-Mis tetas. Se ha  metido con mis tetas. Ninguno de mis novios se ha quejado de ellas. Malfollado. Que es un malfollado. Que se la casque que lo que es yo ni regalado. Que se meta por el culo sus euros y que se tape su risa con una polla enorme-Bueno chicas a ver si tengo más suerte, aunque no me gusta mucho-

“Dime que no sabías nada de eso” “Nada nada sería mucho decir. La nena es muy guapa. Es lista, pero tú eres un matao” “Loli” “Muy honrado. Muy trabajador pero un matao. Una oportunidad así puede cambiar su futuro. Y si no mala suerte” “Pero Loli”

-Next-


lunes, 23 de julio de 2012

MANIFESTACION (ANEMIA XVIII)


“¡Somos más. Todos unidos ganaremos!¡Somos más todos unidos ganaremos! ¡Abajo los políticos y los banqueros!”

Vlad veía la multitud por la Gran Vía desde la terraza del edificio del Banco Vitalicio. En verano Murcia estaba muerta, pero este año estaba siendo agitado y levantisco, menudeaban las tertulias y las aglomeraciones que facilitaban la selección de su cena. Una manifestación que termina para un vampiro es como un buffet. Un rebaño de bolsas de sangre que camina lento. La rabia que paso a paso se convierte en euforia da un sabor agridulce al plasma que una vez reposado después de un gintonic o unas cervezas le da un gusto excelso. Con las manifestaciones, la noche murciana se había convertido en una tienda de delicadezas. Junto a unos contenedores del jardín de San Esteban se posó en el suelo. Se acercó a los manifestantes

“¡Somos más!¡Venceremos!” “Únete a nosotros guapetón. Que vayas de traje no te excluye de las filas de los obreros. Sí es a ti. Ven con nosotros” La mujer que había elegido le había elegido a él. Bajó de la acera a la calzada “Somos más venceremos. Repite conmigo ¡somos más venceremos!” Lo repitió con poca fe. “¡No dejaremos que Rajoy y Merckel nos chupen la sangre!” Vlad se sobresaltó. Acaso no era un vampiro solitario. “¡Rajoy dimisión, Merckel a Plutón!” No se encontraba cómodo. Algunos siglos antes, las turbas también reclamaban el final de la masacre a las puertas de su castillo en Transilvania. Su guardia daba cuenta de los aldeanos y por la noche él mismo una por una se ocupaba de sus hijas. “Algo pasa por delante” La mujer morena con un pantalón corto por las ingles señaló una nube de huevos que volaban hasta la fachada del domicilio del presidente regional Valcárcel. “¿Cómo te llamas?” “Vlad Tepes” “Vlad no vas preparado y creo que vamos a tener que correr de aquí a poco”. “No te preocupes por mí” “ La policía está cargando. Vienen hacia aquí. Vamos” Le tomó la mano. Notó como sus dedos hacían un respingo al notar su mano helada. Él sintió la sangre circular por sus venas, su calor. La saliva inundó su boca. Debía esperar un poco más a su festín. Jugar al gato y el ratón. Su acompañante era veloz, pero un manifestante en su huida tropezó y ella y una decena de personas cayeron en cadena. Una porra se iba a abatir sobre Vlad. Vlad se revolvió. Cogió el brazo de su agresor que gritó al sentir la presión que le aplastaba. La porra cayó al suelo. Vlad cogió el casco, se lo arrancó y lo arrojó al suelo. Era una mujer, rubia y muy joven. Le miraba con ira. Pateó el costado de Vlad con la fuerza de la embestida de un toro. Vlad no se inmutó. Micra a micra aplastaba el brazo. La mujer policía trataba de soltarse. Tenía las yugulares turgentes por encima del cuello del uniforme. Vlad no pudo resistir. Le echó la mano al cuello y la arrastró hacia el jardín de San Esteban. Sorbió aquella sangre de guerrera. A su espalda dos policías comenzaron a golpearlo. Los lanzó hacia las paredes con el brazo. “Alto” Un policía le apuntaba. Disparó. Era una bala de fogueo. Se lanzó hacia él. Las cinco siguientes eran balas de verdad que le atravesaron la pierna y el pecho sin dañarlo. Cogió la pistola y la aplastó. Qué bien se sentía. La violencia. La sangre guerrera. Sintió nostalgia de los tiempos en que las batallas regaban de sangre los campos. Uno de los policías, renqueante pidió apoyo. “Vlad por aquí. Estaba preocupada. No te veía y pensaba que te habían detenido” “No” “Ya veo. Eres una especie de superhéroe” “Más o menos” Sonrió. Ella tenía una llave de la sede social de Cajamurcia y entraron. La policía siguió de largo. “Me merezco una recompensa” La mujer lo besó. Hacía  mucho que no besaba a una mujer. Ella tuvo suerte que ya había cenado.

domingo, 22 de julio de 2012

AMANECE

Te encuentras con algo más de treinta años con los zapatos de tacón en la mano, la falda del vestido largo de gasa cogido con la otra. Los pies en el agua somera de la arena de la playa. El coche aparcado junto al espigón. En media hora va a amanecer. La noche del sábado ha pasado. Te arreglaste para verlo (para que te viera) y no estaba. Pero de qué te sirve lamentarte. La ilusión te duró el tiempo de ponerte el rímel. Era previsible. Como otras veces. Te has dicho il veces que no debes esperar nada. Pídelo. Más vale un no que perder el tiempo. El agua está fría. Los pies molidos. Un coche ha aparcado junto al tuyo. Una pareja se besa en su interior. Un poco de brisa de tierra. El agua se ilumina mezclando tonos grises y dorados. El sol. De frente. Guiñas tus ojos claros. Algo flota en el agua. Los rizos del mar arrastran el objeto hacia tu pies. Lo esperas. Los últimos metros se convierten en un vaivén que lo acerca y lo aleja. Hace un extraño y se desvía. Lo quieres. Sueltas el vestido . El dobladillo se empapa. Arrojas los zapatos a la arena y recoges el objeto que ha devuelto el mar. Una botella. Un tapón de corcho y algo en su interior. Los objetos que trae el azar siempre despiertan tu curiosidad. Los objetos y los hombre. El vino por azar como la botella. Entró en tu vida. Fue tu vida. Y no está. Tu vida sigue. Hay un papel atado con un lazo azul. Quitas el tapón. Sacas el papel. Quitas el lazo. Está húmedo. Es una carta de alguien tan solitario como tú esta madrugada. Es el Mar Menor. No es el océano índico. En algún lugar de estas orillas hay alguien con una desazón similar a la tuya. No sería difícil encontrar alguna pista. La botella, el mismo papel , y después la letra o algunas señas del autor de la carta.


Un escalofrío. Llevas mucho tiempo en el agua. Estás muy cansada. Hoy no trabajas pero mañana sí. Él no estaba. La botella. Si hubiera estado habrías vuelto a caer. El papel del desconocido. No puedes seguir así. Como no puede seguir así el autor de la botella. No puedes acabar más madrugadas con los pies a remojo esperando que unos rayos de sol te dicten cuando has de volver a casa. ¿Cómo será el autor de la carta?. Un hombre sensible. Necesita a alguien como tú. Podrías buscarlo. Emocionante.

No lo vas a buscar. Que te busquen a ti. NO vas a mimar a nadie. Que te mimen a tí. No vas a querer a nadie que no te quiera, ni cuidar a quien no te cuide. No vas a sacar a flote a ningún náufrago. Tu salvavidas está ocupado. Tu vestido está empapado hasta la cintura. El roce de las costuras te empieza a quemar los muslos. Es de día. Oyes el ruido del tractor que limpia la arena. La botella y el papel en tu mano. Las dejas en el suelo. Te quitas el vestido. Vuelves a cogerlas. En bragas y sujetador caminas lenta los cincuenta metros hasta tu coche. TE cruzas delante del tractor que trilla la playa. El conductor tiene que detenerse. Llegas a tu coche. Abres. La botella y el mensaje. Más allá hay unos contenedores. Te acercas, el papel al azul y la botella al verde. Regresas al coche. Respiras. Pones el mp3. Escuchas Born to be wild de Steppenwolfa todo volumen. Te pones las gafas de sol y regresas.


sábado, 21 de julio de 2012

MI ESTRELLA


                De madrugada, acostado en la arena de la playa, si miro al cielo veo la Luna  llena y las estrellas. Alguien dijo que si mirabas fijamente, de entre todas las estrellas del cielo, si si estás muy muy atento, podrías reconocer una que sería sola y únicamente tuya. Quizás fue en El Principito de Saint Exupery. El contenido de esa estrella es el mismo que el de las necesidades de tu corazón: Amistad, amor, una pareja.

                Acostado en la playa de madrugada busqué mi estrella. Unas refulgían más que otras pero me parecieron de un golpe de vista todas iguales. Miré al norte, ninguna me pareció especial. Miré al sur, donde habría jurado que estaba y tampoco. Miré al oeste y no vi nada porque  los reflejos de las urbanizaciones tapaban la mitad de las estrellas. No me quedaba otra. El Este y en efecto allí estaba mi estrella, la Estrella de Levante. La vi y supe que era para mi. Con su vidrio marrón anaranjado, su etiqueta verde con la estrella dorada estampada: mi estrella. El rocío estaba comenzando a entumecerme. Sin embargo, una vez localicé mi estrella, su gravedad, a años luz de distancia comenzó a atraerme. Sentí mi cuerpo separarse del suelo. Un flash que me cegó y en un instante estaba sentado en mi estrella. No era mayor que un bloque de pisos. Me costaba agarrarme al vidrio naranja que además estaba perlado de gotas de hielo. Sin embargo hacía calor. Su núcleo, el Nice ( si nife es el núcleo de la tierra por estar compuesto de niquel y hierro, el de mi estrella era nice) estaba fresquito y espumoso. Por mucho que me movía del lado de día al de noche seguía teniendo un calor insoportable. Me arrastré hasta el cuello de mi estrella, La chapa estaba puesta. Una contrariedad que resolví con un trozo de Titanio de un satélite en ruinas. Lo metí entre los pliegues fruncicdos de la chapa que saltó. POP o quizás plop. Y el aroma y los efluvios. No lo pude resistir y me lanzé a través del brocal del cuello. Caí desnudo y depilado ( que un pelo en la cerveza, sea de donde sea es algo indeseable). Frescor. Masajes con las burbujas. Miraba al cielo que salvo el brocal de la abertura presentaba un color dorado con algunos reflejos iridiscentes en la parte de la noche. Bebí. A sorbos y a tragos. Cedió el calor. Quedé flotando dejándome acariciar. Pasó el tiempo, meses o años, porque los días en un planeta tan pequeño pasan muy deprisa. En el bajo vientre sentí unos de los inconvenientes del líquido elemento de mi estrella. No parecía bien dejarse ir como en cualquier piscina. Después podía tener sed y me daría asco aunque con elcolor no se notase. Además tenía curiosidad de contemplar la meadilla dispersar disuelta en miles de esferas doradas en  un espacio vacío. No podía salir. Intentaba trepar por las paredes de vidrio pero no podía salir, no avanzaba un solo centímetro y estaba a punto de reventar. Casi desesperé. Pero era mi estrella. Estaba en la estrella de mis deseos y desde luego mi deseo no era pero nada nada nada sufrir. Miré el brocal del cuello. Apareció el bello rostro de una muchacha rubia (como la cerveza) creo que teñida, porque las raíces eran más oscuras. Sus ojos color miel me miraron. “¿Me vas a lanzar una trenza de tus cabellos?” “No hombre no que acabo de venir de la pelu” No le mencioné lo de las raíces, porque en un planeta tan pequeño no debía haber muchas peluquerías ni muchas mujeres. “¿Qué me vas a echar?” “No sé, porque supuestamente esta estrella era sólo mía y de mis deseos” “Entonces yo soy tu deseo” “Va a ser que no. Pero te echo una cuerda. Te echo también una cantimplora.  Súbete algo de cerveza que tomemos algo que estoy seca y no puedo bañarme” “Me alegro de no estar sólo” “Yo también” “Mira aquella estrella también es muy bonita” “Aquello es la Tierra” “Pues a mi me gusta” “Toma y a mí”.

“Quieres un quinto Antonio” Me despertó mi cuñado.

viernes, 20 de julio de 2012

Un incunable avatar


La sala uno de endoscopias de la Arrixaca parece un quirófano. Es la única que no tiene luz natural. En ella se desarrolla la endoscopia que bordea los límites de la realidad. Una endoscopia que enlaza directamente con el futuro. Sólo las élites son capaces de alcanzar tamaño potencial tecnológico. Los residentes y el personal auxiliar y de enfermería se sienten muy dichosos de poder trabajar allí. Sus médicos son de entre nosotros los que más se parecen a un cirujano mediano.

“Hola abuelico ¿Cómo está usted? Sabe lo que le vamos a hacer” “¿Qué?” “Le vamos a meter un tubico por el culo para verle los intestinos que tiene usted mucha anemia” “Yo no quiero que me hagan eso” “No le vamos a hacer daño” “Me da igual a mi no me van a hacer eso” “Llamo a su familia”. El Dr Serrano sale.”Miren que su padre” “ No es mi padre es mi bisabuelo” “¿Su bisabuelo? Pero ¿Qué edad tiene?” “ Va a hacer los ciento veinte años este agosto” “Coño. Se conserva bien” “Tiene sus trucos. Si me dejan a solas lo convenzo”. Salen todos de la sala y entra una mujer  muy alta muy delgada y huesuda. Vestida de negro. Desde fuera se oyen ruidos aspirados. “Ya está” “Oiga que con su edad si no quiere no lo vamos a forzar” “Si quiere por la cuenta que le trae” El archianciano está en la cama acurrucado. “¿Vamos?” “¿Qué remedio me queda?” “Si no quiere yo hago lo que usted me diga” “Déjese de chácharas y comencemos” “Pero si le molesto me lo dice” “¡Empiece!”

Andrés es muy elegante haciendo endoscopia. Le gusta que la elegancia se note sin decirlo. Movimientos precisos y poco aparatosos. Sin que el anciano hiciera un gesto tenía un metro de tubo metido en los intestinos. Y se fue la luz. Toda la luz incluso la de emergencia.

“Elena ¿qué has tocado?””Yo no he tocado nada. Se ha ido sola” “Enseguida comenzará a funcionar el generador. Señor no se ponga nervioso que ya viene” Pasan dos, tres minutos, del silencio se pasa al murmullo. “Abrid la puerta por lo menos que vea algo. Si seguimos así tendré que sacarle el tubo a este hombre” “La puerta no se abre” “¿Cómo que no se abre?” “Ayudadle”. Volvió la luz. El tubo reposaba en la camilla y el anciano había desaparecido. “¿Y el viejo?” “A mi no me eches la culpa” “Si no he notado nada” “Aquí no está” sentenció Pascula la auxiliar. “ ¿Y qué le digo a la familia?” “A mi no me mires. Yo soy residente” “Pero esto no me ha pasado nunca. Déjame el busca Elena que llame a seguridad” “Toma está marcado” “Oye Seguridad. Te llamo de endoscopias. Soy Andrés Serrano. Estaba haciendo una colonospia a un anciano, se ha ido la luz y ha desaparecido. ¿Aspecto? Pues de viejo viejo y en pelota porque estábamos haciéndole una colono ¿Edad? Ciento veinte años. Oye .Menos risas que a ver qué le digo yo ahora a la familia. El viejo se ha ido de la sala. Buscadlo vale. Yo salgo a informar a los familiares”. Sale rascándose la sien y mirando hacia  la izquierda. Engola la voz “Tengo algo que decirles. No sé como explicárselo” “Lo ha hecho otra vez” “No la entiendo señora” “Desaparecer” “¿Desaparecer? Sí, sí” “¿Puedo pasar?” “Por favor” La señora saca un espray del bolso y comienza a pulverizar las esquinas. Debajo del fregador, con el líquido del azul del espray empieza a tomar forma el cuerpo arrugado y desnudo de un viejo sentado en cuclillas.”Prometiste que no lo harías más. Nos vas a delatar a todos” Lo coge de la oreja azul y lo arrastra hacia la camilla. Le echa un poco más del líquido en el trasero y las nalgas arrugadas los testículos y el ano toman forma y color azul “Prosiga doctor Serrano” “Mire yo así no puedo hacerle la colonoscopia, usted está coaccionando a este señor. La endoscopia solo se puede hacer libremente” “¡Que se la haga!” “Hemos terminado señora. Señor ya puede usted aparecer que hemos terminado” El anciano apareció pero como estaba pintado de azul sólo cambiaron de aspecto el pie derecho los brazo y los ojos.

La gente se extrañó al ver salir a un anciano teñido de azul. Le sentaba muy bien.

jueves, 19 de julio de 2012

CARIÑO


“Cariño tú qué preferirías quedarte viuda o que nos cambiásemos de ciudad” “Qué pesado” “Respóndeme con franqueza” “¿Adónde?” “Lejos. Otro país, otro continente. Romper con todo y tener una vida nueva para nosotros” “¿No te gusta esta ciudad?. Tenemos un buen trabajo. Tenemos amigos. ¿No eres feliz?” “No es eso. No se trata de la felicidad” “¿Entonces?” “Seguramente sí que soy feliz, pero quien me dice que haciendo otras cosas, o en otro lugar no podría ser infinitamente más dichoso de lo que soy ahora” “Eso son sueños. Las cosas también pueden salir mal ¿Para qué arriesgarse” “Lo que dices es lo sensato, pero sabes, a veces me fatigo de tanta sensatez. Un poco de locura como decía aquella canción de …” “ José Luis Rodríguez El PUma” “ Sí ese, el de la  melena enorme y anillada” “Aunque al fin no sea verdad  decía también la canción” “ Las cosas no son verdad porque son sueños” “O simplemente mentiras” “Los sueños son sueños despiertas y sales, pero las mentiras son reales, a veces las mentiras son una vía de escape” “Una vía falsa” “Cuando hay que escapar no sueles poder elegir entre una vía abierta y una vía sin salida. Depende más del azar que de tu voluntad. Si coges la vía buena la mentira puede convertirse en una verdad definitiva, si es una vía sin salida puedes parar a tiempo o estrellarte” “No merece la pena arriesgarse” “O sí. Un trozo de camino puede justificar una vida” “Eso es romanticismo decimonónico” “Entonces soy un romántico decimonónico” “Escribe poemas” “Quizás los escribo” “¿Y no me los enseñas?” “Sólo he dicho quizás” “Tienes que decírmelo” “ No te lo voy a decir” “Por favor” “No” “Me puedo enfadar mucho” “Si te dijese sí me dirías que por qué te los he ocultado” “Respeto tu intimidad” “Ya estás prefiriendo un no, y sin embargo un no podría ser una mentira” “Sí hay poemas“ “No he dicho nada. Ni un sí ni un no” “ Eso deja un quizás o un tal vez” “ O simplemente el silencio” “Hay silencios que se parecen mucho a una afirmación” “Dejémoslo en un silencio” “Me gusta que me respondas con franqueza cuando te digo algo” “Y a mí. Te repito cariño ¿Tú preferírías quedarte viuda o que nos cambiásemos de ciudad” “ Es una pregunta capciosa. La hace con mala fé” “En absoluto” “¿Tú que preferirías?” “¿Yo? Cambiarme de ciudad” “Ves es una pregunta capciosa. Eres un sofista retorcido. Tú respondes con lo que desearías: cambiarte a la ínsula Barataria de tus sueños. Yo soy la mala porque no qme gustaría cambiar de ciudad” “Preferirías entonces quedarte viuda” “No. Eres perverso” “No llores. Sólo quiero una respuesta” “¡Hay opciones intermedias!” “¿Cuáles?” “Tú las sabes” “Pero quiero que tú me digas tus preferencias. ¿quedarte viuda?” “¡No!. Si tanto lo deseas puedes irte tú solo. Una temporada. Después ya veríamos” “Sólo ya veríamos” “Ya veríamos si tú eras feliz, si el trabajo es lo que te habías figurado, si te has instalado bien. ¿qué se yo? Un cambio tan radical entraña muchas variables” “Y si sólo soy muy feliz” “Es un riesgo de toda separación. Sólo lo que merece la pena perdura” “O lo que se cuida y mima cada día” “Lo que se cuida y mima cada día. Pero para eso no hacen falta miles de kilómetros o cambiar de continente” “No” “Buenas noches cariño” “Buenas noches”.

“Oye” “Qué. Me has despertado. No me respondas si no quieres” “No te mueras”. “Lo intentaré”

CAMBIOS

A veces me cuesta reconocer mi ciudad. Los cambios se suceden tan deprisa que cuando me levanto pienso que estoy en un mundo distinto. Cuando pasas de una edad eso debería estar prohibido. Iugal que ponne señales auditivas en los semáforos para los ciegos, o señales luminosas o vibratorias en los teléfonos para los sordos, o pintan de color granate las rampas para salvar la falta de visión de volumen de los afáquicos, las ciudades no deberían cambiar en lo esencial para no despistar a los mayores.

Sigo el camino de siempre hacia mi casa y tengo la sensación de estar perdido. En el centro de salud han cambiado el lugar de mi consulta. En el supermercado han alterado los estantes de mis conservas favoritas. Mis nietos crecen y les confundo los nombres. Solo mi mujer y yo permanecíamos inmutables. O quizás envejecíamos a un ritmo similar.

El número veintitrés es mi portal. Al lado de la farmacia. Vivo cincuenta años aquí y antes vivió mi abuelo. No sé qué podía molestarles el gotelé de la entrada. Más sufrido que la madera y el aluminio. Si me hubieran hecho caso. El ascensor tiene puertas correderas. A mí me gustaban más las plegables, mucho más seguras. Impedían que la máquina se moviese mientras no estuviesen cerradas.

Tercero. Derecha. Es mi casa. Me han cambiado la puerta. Seguro que mi nuera se ha salido con la suya. Abuelo las reformas . Abuelo que tu casa está anticuada. No me gusta esta puerta. Lamento no tener la energía para conseguir quitarla. Aprovechan mi ausencia para los cambios. Por lo menos la llave abre.

Han puesto todo en venta. Han convertido mi casa en un mercadillo con mis objetos más apreciados. La mesa que heredé de mi abuelo. Las sillas imperio que me regaló la tía Concepción. Mis libros. La guitarra. Los cuadros. Los aparadores. Los armarios. Todo tiene un rótulo con el precio. Quieren liquidarlo todo para enviarmen a una residencia. María menos mal que te moriste sin ver esto. A una residencia. Venden todo para mandarme a una residencia sin consultarme. Soy viejo. Soy viejo y no tengo quien me cuide. Me meo. El baño. Qué alivio. Me he salpicado los zapatos y la pernera del pantalón. No se nota. De aquí a que salga se habrá secado.

“Don Visente, ahorita seco el suelo” “¿Quién eres?¿Qué haces en mi casa?” “Don Vicente no empesemos no más soy Nelson” “No conozco a ningún Nelson. Salga de mi casa o lo sacaré a bastonazos” Si sigue así ya me iré yo solo. Apártese que de nuevo se meó en la tapadera del váter. Mire como se ha puesto. Mire como puso el suelo” “¿El suelo?. Me he puesto nervioso al ver mis cosas en venta” “Nada está en venta señor. No son presios, son los letreros para ayudarle a recordar. Tiene usted la memoria delicada” “No iré a ninguna residencia” “ Eso espero yo, que me dure usted muchos años y el pan no faltará a mis hijos” “ Vete de mi casa” “No se me enerve. No me iré. Tómese estas gota . Le harán bien” “ Tengo sueño” “Échese que ya le quito los pantalones. Duerma y descansaremos los dos.”

martes, 17 de julio de 2012

VISITA AL ZOO

“¡Papi. Ven aquí mira” “Hija si el zoo va a cerrar en menos de una hora. Nos hemos parado en los osos, los ñus, las jirafas, los okapis, las serpientes, los burros y hasta en las hienas. Papá está un poco cansado” “Papá ven esto es distinto” “Por favor hija” “Por favor papi. Ven Ven” “Dime” “ Mira. Es un hombre” “Habrá entrado a algo” “No papá en los zoos tienes que leer los letreros si quieres aprender algo” “Homo sapiens sapiens. Raza caucásica. Distribución mundial. Población siete mil millones. Sin peligro de extinción. No echar alimento. Si se le echa dinero  se ponen muy agresivos. Depredadores de su misma especie. Desconfíen siempre de los animales salvajes. Coño pues sí. Este señor con su traje perfectamente planchado,  su corbata, su portátil y su iphone  está aquí expuesto” “¡Qué chulo!” “¿chulo, chulo?. Yo lo encuentro un poco raro hija” “¡Hola!” “Mira Papi nos ha saludado. ¡Hola señor enjaulado! Mira Papi. Se acerca” “Lleva cuidado hija no te confíes mira lo que dice el letrero, y sobre todo no le eches monedas” “Ya lo sé. Hola señor. ¿cómo se llama?” “ Me llamo Íñigo Insausti de Manzanares y Rivera” “Es un nombre muy bonito” “Y tú una niña muy guapa” “No parece usted salvaje” “No soy salvaje. Hice mis estudios de economía en la complutense, me doctoré en Harvard y tengo un máster en Dirección de empresas por la ESADE” “¿Eso qué es?” “Hija este señor tiene un curriculum brillante” “¿qué es un curriculum?” “Que ha estudiado mucho” “Más que tú “ “Seguramente” “Perdona hija que te interrumpa pero tengo curiosidad . ¿Cómo usted con ese curriculum ha acabado en un zoológico” “Los tiempos están malos. Perdí mi trabajo” “¿No siempre trabajó en el zoo?” “¡Qué va! Y antes era un ejecutivo de Cajamadrid. Estaba en el consejo de dirección” “Vaya cambio” “No crea. Mi trabajo ahora no es tan diferente” “¿Y a qué hora sale?” “Por quien me ha tomado. El zoo es un trabajo muy productivo. Trabajamos incluso en la hora de cierre. No salgo” “¿No se aburre?” “Aquí tengo todas las comodidades, mi portátil, mi iphone, algunos libros de autoayuda y coaching, un poco de televisión..” “¿Familia, amigos?” “Igual que antes: correos, was app, tuenty, facebook, el viernes pasado estuve a punto de ser el trendy topic” “Eso debe estar bien” “ Un éxito” “¿Pero le compensa vivir enjaulado y encerrado en una cueva?” “Es mi deber. Cumplo el deber que se me ha encomendado en la empresa del  zoo. Hoy soy una bestia, mañana el gerente. ¿Quién sabe? Pero aquí vivo bien. Si quiere le enseño mi casa” “No sé si debo” “Qué puede usted temer, estamos entre hombres cultivados, usted se ve un hombre inteligente y con mucha experiencia, eso yo lo veo a la legua” “Vale, pero hija tú espérame aquí” “Lo que le decía, comparto con usted su prudencia. Tiene usted toda la razón . ¡Qué gran padre! Sólo tiene que retirar el postigo” “¿Este?” “sí . Bienvenido a mi casa Venga por aquí. Por fuera parece una cueva, pero pase. Ve, un apartamento con todo lujo de detalles, mi chaise longue, mi dormitorio coqueto con cama de matrimonio, porque a veces recibo visitas, ya sabe, el cuarto de baño con jacuzzi, la televisión de plasma, un pequeño gimnasio” “¿No tiene cocina?” “Mi residencia aquí es a pensión completa. Cinco comidas al día. Tengo que llevar cuidado para no ponerme como los hipopótamos” “Pues sí que está bien organizado” “Claro. ¿Qué creía? Que iba a vivir como un pollino o un gorrino” “No pretendía ofenderle” “Bueno salgamos que su hija espera. No sabe cómo le agradezco su visita” “Oiga no me deje atrás. Oiga ¿por qué cierra el postigo? No voy  a poder abrir” “Niña cómo te llamas” “Lucía” “¿Tu mamá es guapa?” “La más guapa del mundo” “Vamos a casa” “¿Y mi papá?” “ Se va a quedar aquí una temporada sustituyéndome, pero vendremos pronto a verlo Lucía” “Vale”

lunes, 16 de julio de 2012

EL CHIRINGUITO


La luna iluminaba un mar que apenas oscilaba. No había brisa. No hacía calor. No tenía ganas de hablar. El paseo en realidad sin destino después de la cena no le estaba sentando bien. Las palabras a su alrededor se amontonaban en su cerebro sin llegar a comprenderlas. Habría pedido a sus vecinos que le acompañaban que se callasen pero no lo hizo. Estaban haciendo lo mismo que todas las noches, las mismas rutinas que otros días le habían hecho reír le molestaban. Taciturno siguió los mismos pasos de siempre. Miraba al suelo. Las chanclas gastadas que todavía le erosionaban el dedo. Las sombras de sus acompañantes se pusieron de lado. Giró a la derecha. Alguien señaló un chiringuito de luz tenue azulada parecida a las lámparas de ozono para cazar insectos. Según se aproximaba se sintió amenazado. El chiringuito era una trampa. Era verano y  no había nadie. Ese color tétrico, la música meliflua: una ratonera. Faltaba un enorme trozo de queso para quedar más claro, y sin embargo los que le acompañaban insistían en que sus chanclas avanzasen hacia un peligro quizás definitivo. Su mujer quería deshacerse de él. No podía confiar en nadie. Deseaba escapar pero no encontraba el modo. Al principio de la senda de maderas sobre la arena que conducía al chiringuito había un inodoro químico portátil. Se fue quedando atrás de la comitiva. Barrió el perímetro con la mirada y se encerró en el habitáculo. Los demás miraron  al escuchar el portazo.

No era un lugar confortable, pero era su oportunidad. Podrían sitiarle pero no obligarle a salir. Sus necesidades estaban cubiertas, menos el hambre y la sed. Intentó sentarse pero entre el urinario, el hueco de la letrina y el minúsculo lavabo no encontró un lugar con la higiene mínima.

“¿Cariño sales ya. Te estamos esperando?” “No he terminado” “Llevas diez minutos” “Id sin mi. Déjame terminar” “No nos moveremos sin ti. NO seas tonto y sal ya” “¡No. No voy a salir de aquí ni en cinco minutos ni nunca!” “No me levantes la voz. Tú estás tonto” “No estoy tonto. Os he descubierto. No me llevaréis a ese lugar. Es una ratonera” “Pero ¿Qué estás diciendo?Has perdido la cabeza” “Antonio soy tu vecino. No saques la broma de tiesto. Te esperamos tomando un golpe” “¡A la mierda!” “No te pases Antonio que yo no te he faltado” “Pues yo sí y te digo que te vayas a la mierda” “No le hagas caso. Está trastornado. Ha tomado demasiado sol” Comenzaron a zarandear la puerta. El postigo estaba echado por dentro. Antonio estaba afirmado a la puerta. “Antonio estás dando la nota como siempre” “No doy nada ¡no quiero morir!” “Llamamos al 112” “A la mierda el 112” “¡Antonio! Esto es ridículo. ¿Por qué me hace pasar por esto? Piensa en tus hijos” “En ellos estoy pensando y necesitan un padre” El vecino da una patada a la puerta que sacude a Antonio que tiene que apoyarse en la  taza. “¿Qué ocurre?” nadie se había percatado de que la camarera del chiringuito, una mujer de poco más de veinte años, ojos grises  vidriosos con un vestido de gasa rosa fucsia muy ajustado estaba estudiando la situación. “Mi marido que se ha encerrado y ha perdido la razón” “¿cómo se llama?” “Antonio” “Antonio o sale inmediatamente de ahí o le pego fuego al cagadero éste con usted dentro” “¿Quién es usted?” “La dueña del chiringuito” “¡No por favor!”

Se da media vuelta. Va al chiringuito y regresa con gasolina para prender barbacoas. Antes que el resto pudiesen hacer algo roció la puerta y sobre todo el postigo y algo del interior con el líquido y tiró una cerilla encendida.

domingo, 15 de julio de 2012

VOLVER


Una solicitud de amistad en facebook siempre es una sorpresa. Cuando hace años que  pasaste la mitad de tu vida y vives sola en un pueblo en que las relaciones se cuentan con el ábaco de los dedos de tus manos es una fiesta. Enrique Leonés. No puede ser. Sí. Es. Cierras los ojos, buscas en el lugar de honor de tus recuerdos un tanto desordenados. Entre esos pocos recuerdos que te ayudan a conciliar el sueño las noches cada vez más frecuentes de insomnio. Fue un final triste. No por lo dramático sino por lo progresivo. Terminasteis gota a gota. Os dabais perfecta cuenta de que se terminaba y no tuvisteis fuerzas o no tuvisteis ganas de restaurar vuestra relación. Se rompió. En aquel momento no lo lamentaste. Pasarías un tiempo de duelo y después alguien más se cruzaría en tu camino. No te equivocaste. Pero cada una de las relaciones posteriores las mediste con el patrón de Enrique Leonés. Eres muy racional. Sabes que aquello quedó idealizado desde la distancia, desde aquella ruptura por abandono mutuo, la perfección que te ha condicionado depende de la ausencia de un final o de la falta de una continuidad que desgaste cualquier ideal.

Enrique Leonés quiere ser tu amigo. Te recuerda después de tantos años. ¿A ti? O se trata de una búsqueda melancólica de compañeros de carrera, de colegio o correrías. Lo aceptas. Así. Sin ninguna explicación. Ya es tu amigo. Qué fácil. Se te antoja superficial. A ti que te gustaban conversar con él hasta la madrugada. Hablar de todo. Mucha política, algo de cultura, libros, y el cine. El cine es lo que te quedó de tu relación con Enrique. Una película diaria por la noche. Después de la cena. Tienes cientos pendientes de ver pero nunca más de una. Nunca te duermes. Nunca las dejas a medio. Enrique amaba el cine tanto como tú le amabas a él. Se fue a París. Tú te quedaste en Murcia. Una carta cada día, después cada semana. Cuatro visitas al año. Un año no os visteis, el mismo año que sólo os felicitasteis la Navidad. Hasta hoy. Sin rencor. Un abandono mutuo no pactado.

Le sigue gustando el cine. Puedes acceder a su  muro. Películas y películas que lee y cuelga breves reseñas. Resulta curiosa la coincidencia de vuestros gustos a pesar de la distancia y el tiempo. Anotas un par de títulos que no conoces. Se ha hecho más conservador. Buscas fotos y no hay. Tú tampoco has colgado ninguna porque no sabes. Eres neófita en la red. Un pitido y aparece un recuadro. “¡Me alegra mucho encontrarte por aquí. Bienvenida!” No comprende. Lee: Enrique está escribiendo “Yo también me alegro”. Enrique está escribiendo “Te he echado mucho de menos” Va a escribir que ella también, pero no lo hace porque no está segura de que un recuerdo sea lo mismo que una añoranza. Por fin escribe. “Ha sido una sorpresa” “No te digo para mí. Deberíamos vernos. Tenemos tantas cosas que contarnos” Piensa. Se agolpan en sus dedos treinta años de pensamiento, de ideas, de reproches, de dudas, de lamentos por unos meses sublimes. “El sábado voy a Murcia. Si quieres nos vemos a la una en La Tapa de la plaza de las Flores. Si estás a gusto te invitaré a comer después. Me voy a dormir. Hasta el sábado. Llevaré un sombrero blanco Panamá” Enrique no está disponible pero le puede mandar un mensaje. SE ha ido sin dar opción a un no. No ha cambiado. El sábado.

El sábado a las 12:45 deja el coche en el parking de la Glorieta. Hace calor. De camino a la Plaza de las Flores. Se mira en los escaparates. Ha cambiado. Hasta ahora el tiempo había pasado día a día. Se gusta como es pero ha cambiado. Un sombrero Panamá un detalle de elegancia en una Murcia que en Julio se achicharra. Se vuelve a mirar. Le viene su imagen de juventud, reflejada en esos mismos escaparates ocupados por otros comercios. Comienza a sudar. Hace calor pero sabe que no es el calor. Se detiene y se mira. Mira adentro sus recuerdos. Se da la vuelta. Coge el coche y se va a casa. Por la noche intenta dormir con una imagen de su reflejo de hoy junto a un hombre con la planta de Sean Connery paseando por la ciudad conversando y sonriendo. No puede dormir. No quiere volver al ordenador pero no se puede resistir. Abre facebook. No hay nuevos mensajes. Abre su lista de amigos y Enrique no está.

sábado, 14 de julio de 2012

GOLPE DE CALOR

Preparar un recorrido en Google Earth es sencillo. El detalle del programa lo permite. Lo que no permite es averiguar la textura del terreno que vas a pisar. Los primeros tres kilometros eran conocidos. Paseo marítimo enlosado, tramos de tierra irregulares con zonas de arena. En algunas zonas tengo que cruzar la playa. Ralentizas el ritmo y separas las piernas para asegurar tu centro de gravedad. Así hasta una zona de salinas donde quedan algunos aficionados al aeromodelismo. Giro a la derecha. La rambla del llano del Beal. Opto por el centro arenoso. Después del primer puente espero que haya un camino. No lo hay sigue habiendo arena y arena hasta el cruce con la autovía que va a La Manga. Un poco más arriba el Llano del Beal. Aunque llevo agua me tomaré algo isotónico cuando llegue allí. Entre la pendiente siempre positiva , el suelo poco firme, el calor que no baja de 30º y la humedad no voy con la sensación de un trote  rodado, cuando no sientes las piernas, sólo en movimiento, hoy no, siento cada pisada, cada piedra y cada hoyo del camino. Sin embargo estoy disfrutando de un nuevo recorrido. Dejo a la derecha el cementerio. Sigo el recorrido de las ruedas de las bicicletas de montaña. Paso por debajo de los arcos del túnel de la autovía de La Manga. Se agradece la sombra. Al salir el día me parece más fresco. Miro al suelo buscando las rodadas de las bicicletas pero han desaparecido. En su lugar puedo seguir la senda con marcas de herraduras y alguna boñiga que procuraré no pisar. Sí, hace más fresco. El viento de levante arrastra nubes sobre las montañas. El aire huele a lluvia. Me detengo. Miro atrás y en lugar de los cuatro ojos del puente, no veo más que uno de mampostería y la carretera que lo franquea no está asfaltada. Sigo trotando. Necesito un Aquarius. El agua no es suficiente a pesar que la temperatura ha bajado. En menos de un kilómetro llegaré al llano del Beal. A unos metros debajo de la sombra tumbada de un algarrobo cuatro pollinos y tres hombres jugando a cartas. Deben ser emigrantes. Menudos de talla fibrosos, de rostros cetrinos. Se vuelven y me miran.Alguno lleva boina. Yo llevo gorra, gafas de sol, una camiseta técnica con publicidad de reciclaje y unas mallas. A ellos que visten con esparteñas les llaman la atención mis deportivos asics naranjas con los calcetines cortos y mi pequeña mochila con agua.
“¿Ande vas tan guapo?” Mucho mucho cachondeo  en su gesto y en la risa de los que le acompañanan “¿Guapo o guapa? Tú d’ande has salío” “¿No serás la nueva de Casa Casilda?” “¿Para el Llano del BEa?l” No quiero que la conversación siga ese derrotero. “Por el camino que t’has dejao guapo” Risas estruendosas. Me doy la vuelta y echo a correr. No me siguen pero escucho varios silbidos. Me están lanzando piedras. Subo la cuesta que lleva al pueblo. Hay mucho movimiento de caballerías. A la entrada a la derecha un cartel cochambroso “Venta”. Me quito la gorra y entro. En las mesas hombres de aspecto similar al anterior. “ Silbidos” “Qué guapo vas” La mesonera está gorda. Viste un vestido gris y lleva el pelo cubierto con un pañuelo negro. Busco el grifo de cerveza o la nevera para pedirle uno o dos Aquarius. Enfrente un calendario de taco: 14 de Junio de 1912. “buenos días creo que no quiero nada” Salgo a la calle. Hay más jaleo que cuando he entrado. Muchas personas señalan. Desde el pueblo bajan dos guardias civiles a caballo con el uniforme del Duque de Ahumada. He tomado un sorbo de agua y he corrido calle abajo buscando el puente. He mirado atrás y he visto a los guardias al galope. Uno creo que ha sacado el sable. “Alto a la Guardia Civil”. Justo a tiempo a mi espalda se oían los caballos piafar. He salido del túnel y hacía más calor el día está despejado. A mi espalda el tráfico hacia La Manga se incrementa conforme se acerca el medio día. La  última carrera me ha desfondado. Hago el resto del camino andando.

Cuando llego a casa me acuesto en el sofá  Hace calor y tengo frío. La última carrera me ha extenuado. Me preguntan qué ha pasado.
“Debe ser un golpe de calor”

viernes, 13 de julio de 2012

FOREVER


“Forever es un adverbio de tiempo que significa para siempre. I want you writing sentences incluiding this word. En cinco minutos leeréis vuestras frases”  Imposible hablar todo en inglés en una clase con la  mitad de los niños que no controlaban el español. Cinco chinos recién llegados, cuatro rumanos, y cinco marroquíes. No era una buena idea experimentar con una enseñanza bilingüe en un instituto así.

“Ball pens up. El tiempo ha terminado. Hichan” “I`ll love Karina forever” Una carcajada general. Abucheos. Jaleos. Menos una niña rubia de pelo casi blanco delgada de ojos azules que permanece sentada. Se cubre el rostro con unas manos de dorso pecoso. Su rostro se pone rojo. Hicham, moreno espigado de pelo anillado y ojos verdes gira su rostro. Las alas de su nariz se mueven al compás de una respiración forzada. Quería decirlo. Tenía las palabras bloqueadas unas veces en árabe y otras en español. Siempre se bloqueaban. Finalmente el inglés le había permitido descorchar un sentimiento que le angustiaba. Ahora la única luz que iluminaba sus ojos los últimos tres meses, una luz que le privaba del sueño como las ventanas abiertas de par en par, como el sol y como la luna a la vez debía responder, pero se tapaba los ojos mientras todos reían. Su estómago estaba vacío. Sus puños se encrespaban. Sus piernas veloces deseaban correr, dar vueltas, Zancadas veloces entorno al instituto. de alegría si era aceptado o de tristeza para huir lejos y no regresar si le rechazaba.

“Be quiet. It’s a good sentece Hichan. Very good. Muy Buena frase”  Forever un adverbio definitivo: para siempre. Cuantas veces había escuchado la profesora esa misma promesa. Desde niña, de adolescente, en la edad adulta, delante de un altar, para siempre, y siempre le había gustado escucharla, siempre la había anhelado y deseado aunque con la edad la convicción de la duración fuese  más endeble, la ilusión era la  misma. Para siempre. Para siempre. Aunque ese siempre acabe en una semana , o en un día, o en media hora, o cinco minutos después de decirlo, escucharlo siempre la había hecho levitar varios metros por encima del suelo, a veces hasta las nubes o más allá. Le gustaría estar sentada en el pupitre con los ojos tapados y un muchacho a la vez tímido y seguro llamando a la puerta de su corazón.

“Karina. Tell me your sentence. Karina tu frase . Please” Las manos de nieve no se separan. Si el pupitre no tapara sus pantorrillas se las vería temblar. Si se viesen sus labios la profesora vería como se los muerde. Si viese sus pulmones los vería colapsados, imposibilitados para emitir el mínimo  hálito que pueda decir una palabra. “Come on. Karina. Your sentence. Tu frase por favor. Estamos esperando” Hichan se ha sentado. Mira hacia delante. Ahora es él quien se tiene sus dedos largos sarmentosos entrelazados detrás de la cabeza.

La niña se destapa el rostro. Toma su bloc con ambas manos. Tiembla. Su blusa tiene un pequeño cerco en las axilas. Levanta la vista. Mira a la profesora. “Karina loves Hichan forever”. Sus ojos azules buscan al muchacho. El muchacho sonríe y llora. Espasmos de alegría. No se atreve a mirar los ojos que tanto ha soñado. Todos los chicos aplauden. La profesora se suma al aplauso.


jueves, 12 de julio de 2012

UN SOLO HOMBRE


“Veo que sois unos cagaos” “No te pases. No es eso” “ Sois una panda de mierdas. Teméis señalaros por si luego no os contratan” Abucheos y jaleos. “No sois capaces de sacrificar unos pocos días de vuestros salarios para defender vuestros derechos. Hay que poner el pie en tierra y resistir, si no lo hacemos ¿qué nos quitarán mañana?” “Tiene razón” “Que se calle” “Tú vives con tus padres. Yo tengo que enviar dinero a mi familia. Además este país se hunde. Se ha bajado las pensiones, se ha reducido la paga de los desempleados. ¿Tú crees que nuestra reivindicación pesa mucho?” “Lo que creo es que no sois capaces de sacrificar unas decenas de euros que recuperaréis privándoos de un fin de semana unas copas o un par de cenas. Y somos jóvenes. Me avergüenzo de haber confiado en vosotros” Más jaleos y menos abucheos. Varias participantes de la asamblea en pie aplaudiendo. “Votemos por comenzar una huelga indefinida” La sala se va despejando.”Déjame pasar que tengo consulta” “Por favor que tengo los sueros en la centrífuga” “Tengo que irme que debo ir al banco” “A las doce tenemos sesión” Los claros son muy evidentes en el patio de butacas. “Cuando un grupo no funciona como un solo hombre. Un solo hombre debe mover un grupo”. Una decena de personas aplauden. “Me voy a encadenar a la puerta del ayuntamiento”

“¿Señora no ha leído el cartel? No pedimos dinero.” Apartó los dos euros de la pancarta.

“Señor estamos pidiendo justicia. No dinero” Retiró los diez euros que tapaban el inicio del enunciado.

“Señora que no somos los mineros. Que esto es en Madrid. no pedimos dinero para nuestra causa sólo solidaridad” Retira los cincuenta euros

Puso un pequeño letrero que rezaba: No Keremos dinero. Keremos nuestros derechos.

Las donaciones se multiplicaron. Ya no decía nada. Al final del día, cuando se fue a casa hizo balance y había recaudado cerca de doscientos euros. El día siguiente la cantidad llegó a doscientos cincuenta. El fin de semana, verano, bajó la recaudación. El domingo no se encadenó pero el  lunes regresó. El miércoles dejó de ir al trabajo. El viernes decidió cambiar el letrero: NO emos benido ha pedir. Qeremos nuestros derechos. La afluencia de público seguía estable. El sábado con las rebajas fue un día muy bueno. Se acercó más a la salida del parking que tenía más paso y daba sombra. El domingo no trabajó. El lunes consultó con un asesor para pedir una excedencia temporal por cuidado de padres. El martes tuvo un problema con unos rumanos que le pidieron precio por el cartel. Se negó y estuvieron a punto de pegarle. Un indigente ruso le ayudó a cambio de dos litros de cerveza y una botella de Vodka. Con el tiempo, desde jueves a domingo dejó de ir y enviaba en su lugar a un indigente a cambio del treinta por ciento para él y otro treinta por ciento para el ruso que vigilaba. Buscó otras esquinas que pobló de pedigüeños contratados. Echaba de menos pedir, su labor ahora era de marketing y gestión, localizar nuevos lugares donde apostar a sus “socios” y manejar las ganancias. Intentó legalizar parte de su negocio, intentó llamarle sindicato, pero no le dejaron.

Lo que parecía imposible: la crisis terminó. La gente sin problemas era menos generosa. El negocio se fue a pique. Sus gastos eran muchos. Unos iraníes le ofrecieron aprovechar su red para distribuir heroína. Le delataron y acabó en la cárcel. Poco tiempo, porque había acumulado una fortuna enorme.

EXITUS

El ascensor de enfermos iba lleno. Bajaba. Al pasar por la tercera planta un celador nos pidió a la enfermera y a mí que nos hiciéramos a un lado para pasar la cama. Un cadáver. La puerta se ha cerrado . El ascensor siguió sin que nos diera tiempo a salir para no molestar a un paciente tan tímido que llevaba la cara tapada.
“¡Antonio! Las manos quietas” “No sé a qué te refieres”. Se sonrió. “¡Uhh! ¡Antonio!” “Yo no he sido” “Claro. Habrá sido el fiambre” El celador me miró y sonrió con picardía pero en efecto había sido el fiambre. La primera vez pensé que había sido un accidente con el traqueteo del ascensor, pero después vi claramente salir una mano por debajo del sudario y pellizcar la nalga de la enfermera. En la planta baja la enfermera se bajó y miró atrás sonriente. Yo  miré al suelo avergonzado pero inocente. Seguí hasta el final de trayecto en el segundo sótano. Allí tras los ascensores en un pequeño depósito reposaban los cadáveres en su sudario mientras no venía la funeraria. Me oculté y esperé sin perderlo de vista. Una hora después, a la altura de la cabeza, salió un cuchillo que rasgó el sudario. Un hombre alto y muy delgado de ojos negros muy profundos cejas finas con un mechón blanco junto a la base de la nariz se puso en pie y con mucha agilidad vistió unas ropas que llevaba en un hatillo. Salió silbando y saludando cortés a quien se encontraba.
Una semana después me avisaron de urgencias por un paciente con una inflamación en el páncreas. Era un hombre enjuto, alto de ojos negros con un mechón blanco en la ceja. “Usted y yo nos conocemos” “Creo que se confunde yo estoy de paso. Me duele doctor” Ingresó. A la semana después de mejorar rápido , una noche avisó porque le costaba respirar. De madrugada falleció” Cuando llegué a la sesión me informaron del repentino empeoramiento y el fallecimiento media hora antes. Acaban de amortajarlo. Bajé corriendo al segundo sótano. En un rincón el hombre del mechón estaba impecablemente vestido. “Buenos días señor se ha recuperado usted muy bien” “No sé de qué me habla” “ Es la segunda vez que le veo hacerlo” “¿Qué?” “Morir y resucitar” “Sch” “¿Cómo lo hace? Es fácil fingirse enfermo, pero para firmar un certificado debe faltar el latido” “No hay latido” “¿Su corazón deja de latir?” “Yoga. Relajación y control fisiológico” “¿Detiene su corazón?” Asintió.”Pero jugar con la muerte es arriesgado” “ Y con la vida. He sido franco con usted. No me delate. Sólo lo hago por comer, por disfrutar un poco de compañía y por algo de diversión. Es lo único que tengo. Gracias por su comprensión”. Se fue lento y saludando.
Dos semanas después bajé a urgencias a ver a un paciente. En el reconocimiento seis había un hombre alto delgado con el cabello afeitado, bigote y perilla pero con una inconfundible mecha de pelo albino en la ceja. Los cardiólogos se afanaban en diagnosticar su dolor torácico. Esa misma noche le iban  a practicar un cateterismo. Entre gestos de dolor me miró, me guiño el ojo cuando no le veían y sonrió. Dos o tres veces pasé por su puerta y le vi departiendo con su vecino de habitación o en el pasillo con las enfermeras. Estaba feliz en su mundo adoptado. El séptimo día de su ingreso pasé a verlo. “Donde está el paciente de la 628.1” “ Ha fallecido. Anoche avisó porque tenía dolor sobre las dos y a las tres falleció. No se pudo reanimar. Una hora de asistolia y murió. Su corazón reventó” Fingí condolencia, pero luché porque mi sonrisa no aflorara” Apareció el cardiólogo. “¿Lo conocías Antonio?. Le he pedido la necropsia” “¿la necropsia?¡no!” Corrí  hacia el ascensor al segundo sótano. No había ninguna camilla en espera. Fui a anatomía. “¿Dónde está el cadáver de la necropsia?” “ Como todos en la cámara frigorífica” “¿Cuánto tiempo lleva?” “Más de tres horas”.
Le conté lo que había ocurrido. Aunque no me creyó abrió el habitáculo sin respuesta. Se hizo un electro sin latido. Se cerró la portezuela.
Cuando se hizo la necropsia el resultado del fallecimiento fue hipotermia. Era Agosto.


martes, 10 de julio de 2012

TANGO


El mar. El arrullo de las olas que se deslizan centímetros por una orilla rocosa. La estela del reflejo de la luna que se rompe contra la borda de las barcas. Luna llena. Arriba la Torre Vigía. Abajo la Azohía. Al muelle llegan solo rumores de terrazas a punto de cerrar. El sonido de un plomo que rompe la superficie del agua. Del interior las chicharras. En el cielo estrellas. En el borde del muelle una mujer sentada. Los pies desnudos que no llegan al agua. Lleva ahí desde la puesta de sol. Le duele el culo. Las costuras de los vaqueros le han hecho marca. Los pliegues y la humedad alguna rozadura. Escuece y duele. Pero lo que más duele es estar ahí. Prometió no volver. La puesta de sol llena de promesas se hundió en la montañas. Su esperanza quedó enterrada por un manto de cenizas de vida. Ha regresado. Fue una droga. Entradas y salidas intermitentes e inconstantes. Difícil desengancharse de una adicción así. Dolor. Intenso y lancinante, dulce y destructivo como sólo puede ser el dolor de los enamorados. Le escocía haber vuelto. Le escocía la mano sin caricia, los labios sin besos, los oídos sin palabras. Ardía y algo le sorbía por dentro. Vacío denso. Ganas de huir  y la gravedad de un agujero negro se lo impedía.

“Quieres un poco de agua” “No. Gracias” Subió las pies, los apoyó en el borde y se abrazó a sus rodillas “Llevas mucho rato aquí. Horas” “¿Cómo lo sabes?” “Te he visto desde allí” “¿El Antípodas Tavern?” “Es un sitio  muy interesante” “Sí. Si estuviese en otro lugar habría que pegarse por conseguir una mesa” “No te gusta. Te pones triste” “Me gusta mucho. Pero los lugares y los hechos no son fáciles de separar” “Pero el tiempo todo lo pisa y los remodela” “Pero el tiempo es lento” “Según” “Eso es cierto. Como ves no estoy de mucho humor” “Me  gusta como estás. Según yo lo veo sería imposible una pose mejor para este  momento y este lugar” “Si tú lo dices” “Es cierto y soy un poco artista. ¿Puedo sentarme?” “Sí pero te vas a manchar, llevas pantalones claros y aquí hay óxido de las cadenas” “¿quieres romper la magia?” “Eres tozudo” “He encontrado mi momento aquí. Déjame disfrutarlo contigo” “Ves te has manchado” “¡Eh! ¡La magia!” Se tumba. “Jaja ja. Te estás poniendo hecho un Cristo. Si pensabas ir de copas a algún lugar elegante no te van a dejar entrar.” Da un salto y se pone en pie no es muy alto pero su figura es muy estilizada. Se quita los mocasines. Da un salto mortal y se zambulle. “Estás loco” “Ven” “No. Bueno voy”. Cuando sale a la superficie. Se encuentra enfrente el rostro anguloso del hombre. La luna se refleja en unos ojos claros tal vez grises. Juegan y ríen. Salen. Las ropas de adhieren a la figura de ambos. No paran de reír. Un pescador protesta por el barullo. Al fondo desde el Antípodas se oye la voz de Gardel en el día que me quieras “Baila conmigo” “No sé bailar tangos” “Déjate que yo te llevo” “Pero tú bailas muy bien” “He tomado unas clases, pero contigo es fácil”.

“¡Samuel! Venite vos sos boludo. Mañana tenemos que trabajar” “Concha tu madre. Vos no ves que estoy con una señora” “Venite” “¿Quién es?” “ Mi amigo y representante.” “¿Dónde trabajas?” “En muchos sitios, mañana por la noche bailo en Cartagena en la Mar de Músicas” “Ahora te doy unas entradas y nos vemos mañana si quieres” “¿Hemos terminado por hoy? Vivo cerca. Si quieres puedes cambiarte en mi casa” “No me vendrá mal entrar en calor. Estás muy bonita con el pelo mojado” “¡Vos vas a ser  mi ruina!” “Nos veremos a la hora de comer Vincenzo. Vamos”

Los oídos, las manos  y finalmente los labios ya no le duelen.

lunes, 9 de julio de 2012

AMIGAS


“Qué guapa estás” “Pues tú has cambiado a mejor” “Cuanto tiempo hacía que no nos veíamos” “Desde el instituto” “Me sorprendió tu llamada. ¿Qué vas a tomar? Con este calor yo me he pedido una cañita” “ Otra” “Cuéntame chica ¿Qué es de tu vida?” “Bien” “Ese bien suena muy poco convincente” “En general bien” “Pero algo ha ido mal. ¿Ha sido ese el motivo de tu llamada?” “Perdóname. No es justo. Mi mejor amiga tantos años. No he encontrado un momento para hablar contigo y te llamo ahora” “No importa. Sigo siendo tu amiga. Me alegra que me llames cuando  me necesites. Yo también cuento contigo” “Sí pero soy yo quien te ha llamado” “No importa. Refréscate con un poco de cerveza. Brindemos por nuestro pasado antes de seguir. ¡Qué buenos momentos!” “Casi todos” “Chica estás de un ánimo” “No lo puedo evitar” “ Pues yo aunque no me cambiaría por la que fui recuerdo todo con mucho cariño. Incluso los momentos malos” “Siempre fuiste muy optimista” “No tenía mucho de qué quejarme” “Hasta en los momentos malos eras capaz de consolarme” “No te flageles más. En eso has cambiado poco” “A peor creo” “Dame un abrazo y cuéntame. Me gusta sentirte al lado. Tu inseguridad me hacía sentirme segura” “ A mí tu seguridad” “¿De qué querías hablarme?” “ Estoy muy confundida. Si me siento y pienso fríamente no tengo de qué quejarme. Tengo un buen trabajo. Tomo decisiones. Tengo responsabilidad. Viajo..” “ En los tiempos que corren ya eres muy afortunada” “ Tengo muy buena salud. Estoy en forma y mi chico me adora” “Entonces has venido a darme envidia” “Con todo eso que sé que es mucho no me siento feliz” “No has cambiado. Salías de los exámenes mesándote los cabellos y luego tenías un sobresaliente” “A peor. He cambiado a peor. Me siento muy vacía” “Si quieres a tu chico y tu chico te quiere y tienes trabajo estable. Ten un hijo” “No es el momento” “Nunca es el momento” “¿Tú tienes?” “Uno. ¿No lo sabías?” “No. Tienes que dejarme que luego le regale algo. ¿Y qué tal tu maternidad?” “ Lo mejor” “ Y con tu pareja” “ Las cosas se tensan, pero un hijo es como cumplir tu destino. El trabajo, la pareja, te llenan, pero un hijo es para siempre, eres tú y tú eres él” “ A mí eso me asusta” “Anímate” “No. Ya te he dicho que no es el momento. En este momento no estoy segura de mi. No puedo resolver una duda con una incertidumbre” “Piensas demasiado” “Lo pienso todo. Tú también” “ Pero a veces hay que dejarse ir. La vida tiene tantas variables que no se puede reducir a una ecuación, por muchas variables que quieras introducir, un impulso, un matiz te lleva a decidir, demasiada información, demasiado análisis bloquea” “Parece fácil” “Es fácil y puede ser divertido” “Dudo que a mí me divierta” “ La hoja al viento” “¿Lo de Vicente Ferrer?” “Sí. Dejas una hoja caer y el destino elegirá tu camino” “ ¿Y si no te gusta?” “ Es tu destino. No puede no gustarte porque eres tú” “No siempre me gusto” “Eres pesadica. Inténtalo. La hoja al viento. Te quitará mucho estrés en la toma de decisiones personales. Deja la objetividad y las estadísticas para el trabajo. Cambia tu método de vivir. Me ha gustado mucho verte. Me voy a recoger a mi hijo” “Espera y le compro algo” “No. Me llamas y así tenemos excusa para vernos otro día”.

Se levantó. Salió de la Plaza de las Flores hacia la Gran Vía. En Murcia el calor de días anteriores se había suavizado. Caminó hasta Santo Domingo. Cuando esperaba a cruzar hacia Alfonso X una ráfaga de viento movió los bananos de jardín. Una hoja se posó encima de su bolso. Una hoja solitaria. La hoja al viento. Era su hoja. La tomó del peciolo. La puso a la altura de su cabeza. La iba a soltar. Si se iba hacia Alfonso X o a su derecha volvería a casa en Juan Carlos I; si se iba a su izquierda o hacia atrás, dejaría su trabajo, dejaría a su novio se tomaría un año de reflexión.

Soltó la hoja. 

Vino una ráfaga de viento. La hoja ascendió es espiral y ascendió y ascendió y se perdió de su vista.