miércoles, 28 de marzo de 2012

ANEMIA ( V )

Es más allá de la media noche. Por el carril bici desde Puente Tocinos llega a La Fica un perro negro de ojos grises y pelo brillante. Cabizbajo. Orejas gachas. En la explanada a la derecha coches parados. Arriba la luna. A la izquierda el río. Los cristales de los coches están empañados. Al otro lado del río una decena de putas se exhiben. Sería sencillo saciar su sed en esa carne alquilada. Pero no le gusta el olor viscoso del perfume barato. Camina a la derecha. A su izquierda la Fama. En sus plazas hogueras, cante flamenco,  chocolate y chinos. Está cansado y tiene hambre. Antes de llegar al Nelva, en la gasolinera,  un taxista lo amenaza con un palo. Gruñe. Detrás de la gasolinera una cristalera. Un local en los bajos de un edificio de cristal. Lounge café bar. El perro desaparece. Por la primera puerta se filtra el humo. Aparece un hombre de edad media en un traje negro Armani.

En el interior la camarera de aspecto eslavo. En la barra una mujer. Rubia teñida. Falda marrón de cuero. Blusa ceñida como un corpiño. El escote generoso cubierto por un pañuelo que le cubre el cuello. A Vlad le gustan los pañuelos. Le gusta el recato que disimula la yugular. Se sienta en la barra. Deja dos bancos entre la mujer y él.

-¿Qué va a tomar?
-Un Bloody Mary.

La mujer lo mira. Es hermosa de una belleza en declive. Tiene la mirada triste que da la soledad reciente. Vlad conoce esa mirada aunque no puede mirarse a un espejo. Se acerca.

-¿Te importa que me siente? - se sienta sin esperar respuesta - ¿Cómo te llamas?.
-Vlad, Vlad Tepes. Soy rumano - aclara al comprobar su extrañeza.
-¿Esperas a alguien?
-Siempre esperas a alguien, pero esperar algo que no llega es muy triste.
-Y si llega puede ser triste e incluso desesperado. Eso lo sé bien.
-Pero es difícil decidir cuando dejas de esperar.
- Si esperas para nada es el momento de dejarlo.

Vlad sorbe un trago del cóctel. Es rojo pero no es sangre. Un gesto de asco.

-Podríamos dejar de esperar juntos - Vlad no responde y la mujer continúa - aunque sólo sea por esta noche

Vlad la mira y se levanta. Ella también se levanta. Juntos. Ella hace ademán de tomarle la mano. Él no se la ofrece. Las dos sombras se pierden en dirección a la puerta del colegio de Monteagudo.

Vlad está muy hambriento. Sabe que ella no va a sobrevivir

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