lunes, 19 de marzo de 2012

ANEMIA TRES

Vlad había encontrado en la Arrixaca una mina. Alimento fácil y con poco riesgo. La segunda incursión es verdad que fue un poco más peligrosa con la celadora sospechando de su verdadera naturaleza. Nuevas incursiones podían resultar más peligrosas. Podía emplear el mismo método con otros hospitales, pero le gustaba Murcia y le daba pereza viajar.
 ¿Por qué limitarse a la noche? Porque los vampiros tienen miedo a la luz, pero en urgencias de la Arrixaca no entraba luz o ventilación por ningún sitio. Además por urgencias pasa lo más joven del hospital. Sangre fresca y saludable siempre renovada, de varias nacionalidades y razas, sin hablar de los pacientes. Falta de luz natural y sangre: el paraíso para un vampiro.
 Al día siguiente un joven Médico, Vlad se presentó al jefe de urgencias. Una presencia espectacular, aplomo y un curriculum a prueba de toda duda. En cuanto hubiese una baja le llamarían.
Dos días después se presentó la ocasión. A una adjunta se le había detectado una misteriosa anemia . Tenía para tres meses.
Todos estaban encantados con el nuevo adjunto de puerta. Tan buena planta, con esos modales de otra época, tan seguro y a la vez tímido. Y tan trabajador, le encantaba el triaje, la primera atención donde además era capaz de hacer las extracciones de análisis de las que siempre se quedaba una módica comisión. Nunca iba a tomar café, ni a comer, ni a dormir y cuando acababa su guardias jamás se iba antes de la puesta de sol. El enlace sindical llegó a llamarle la atención, pero en balde.
Estaba muy feliz. Nunca antes un vampiro había estado tan bien integrado en la sociedad.
 “Vlad cada día estás más joven” Cristina la residente de digestivo le dijo lo que todo el mundo había apreciado. Sus rasgos eran ahora los de un joven de diecisiete años. Una barba rala y una voz a medio madurar. Los vampiros no se ven en los espejos. Los vampiros no se ven nunca . Estaba sobrealimentado. Nunca había tenido tanta sangre a su alcance. No sabía la tasa exacta para mantener su edad. Intentó restringir su dieta, pero es muy difícil no comer cuando tienes apetito, y aquí no había cirugía o ejercicio posibles. Cuando los zapatos le quedaban holgados dejó de ir, a riesgo de que le llevaran a pediatría como paciente. Al día siguiente la adjunta de la anemia comenzó a recuperarse con rapidez.
 Vlad echó de menos su trabajo y el contacto diurno con los humanos.

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